INFORMACIÓN IMPORTANTE SOBRE COOKIES

Este portal web utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita. Las cookies no se utilizan para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, también puede cambiar su configuración siempre que lo desee. Dispone de más información en nuestra Política de Cookies.

Protocolo para la gestión de conflictos

Protocolo para la gestión del conflicto por conducta contraria a las normas de convivencia.

Se trata de un recurso que se ofrece a los centros educativos para registrar las incidencias que generan conflictos y el modo en que se responde para gestionarlos.

Este protocolo se ajusta al Decreto 114/2011 por el que se regula la convivencia en el ámbito educativo de la Comunidad Autónoma de Canarias.

En él se indican todas las opciones señaladas en el Decreto para actuar ante una conducta contraria a la convivencia. Estas opciones se presentan estructuradas por niveles de actuación:

  1. Todas las respuestas al alcance directo de cualquier docente del centro.
  2. Las opciones que, además de las incluidas en el primer nivel, puede seguir el tutor o la tutora.
  3. Las respuestas que son competencia del Equipo de Gestión de la Convivencia, por delegación de la Dirección del centro.
  4. La opción exclusiva para el Director o la Directora.

Cada centro podría completar este protocolo con otras opciones disponibles en su plan de convivencia como:

  • aula de convivencia,
  • programa de mejora de la convivencia,
  • tutoría afectiva,
  • programa de alumnado ayudante, etc.

Este protocolo se ha diseñado desde la ideología de un modelo de convivencia positiva, siempre proactivo antes que reactivo:

  • dado que los conflictos son inherentes a la convivencia, no hay mejor clima de convivencia porque no haya conflictos, sino porque se gestionan de modo adecuado;
  • pone atención en la conducta a corregir, pero sobre todo centra su interés en los modos de gestionar el conflicto. Así focaliza el interés, más que en el problema, en su solución;
  • establece los diferentes niveles de actuación, según competencias específicas  de las personas responsables de cada nivel. Por ello, se solicita la intervención en un nivel superior, solo cuando hayan fallado las opciones previstas en el nivel previo. De esta forma se garantiza el principio de "oportunidad" y el principio de "intervención mínima".

Cabe precisar que la intervención directa del equipo de gestión de la convivencia (tercer nivel de actuación), solo debe producirse ante un conflicto excepcional que suponga la detección de una situación grave. 

En este protocolo se destaca su carácter informativo. Puede sustituir al tradicional parte de disciplina complementando la detección del problema con el modo de gestionarlo. Con ello se potencia el principio de autogestión y la inmediatez de la respuesta.

La información recogida pasa de cualquier docente al tutor o tutora y este o esta a su vez la traslada al equipo de gestión de la convivencia. De este modo quedan registradas todas las incidencias y el modo en que se han gestionado.

La evaluación del estado de la convivencia del centro puede realizarse con el análisis de esta información.

Se recomienda registrar cada incidencia por tutorías, de modo que el análisis de los datos pueda realizarse a nivel individual, grupal,  de nivel y general.