Es un tipo de intoxicación alimentaria producida por el consumo de pescado que contiene ciguatoxina.
Esta toxina marina microscópica se va acumulando a través de la cadena alimenticia donde los peces más pequeños son comidos por lo peces más grandes. De esta forma, los peces de mayor tamaño son los que contienen mayor cantidad de toxina y por lo tanto, son más tóxicos. Es importante saber que esta toxina no se elimina por ninguna técnica de conservación o cocinado (congelación, marinado, ahumado, frito, cocido, horno o plancha). El consumo accidental por parte del ser humano de especies con altos niveles de ciguatoxina suele venir asociado con problemas gastrointestinales, cardiovasculares y neurológicos.
Por esta razón la prevención es imprescindible, basada en controlar en los Puntos de Primera Venta (PPV) los productos de la pesca fresca extractiva susceptibles de ser portadoras de ciguatoxinas antes de su incorporación a la cadena alimentaria. En caso que los pescadores recreativos capturen las especies con los pesos iguales o superiores a los que se describen en el siguiente Protocolo de actuación, se recomienda que se lleve a analizar a un laboratorio o que no se consuma.
En enero del año 2022, en base al seguimiento y resultados de los análisis de las muetras tomadas durante los últimos años se realiza una revisión del protocolo de actuación para el control de la ciguatera en los PPV. Además, vinculado a los efectos y control del cambio climático en el medio marino en el protocolo se incluye el control de las especies exóticas y exóticas invasoras que hasta ese momento no estaban incluidos.
No hay que olvidar que se prohíbe la comercialización de las especies de pescados con pesos iguales o superiores a los indicados en la tabla de perfiles que podrán ver en la Guía de Protocolo de actuación que no se les haya realizado la prueba diagnóstica para la detección de ciguatoxina.