Cuidar a la persona cuidadora es una tarea vital, más aún cuando asumen un problema estructural tan grave como la asistencia a mujeres víctimas de violencia de género.
Numerosos estudios indican que las primeras intervenciones son definitorias en las decisiones de las mujeres víctimas de violencias machistas cuando deciden asesorarse sobre ellas o alejarse y poner fin a las mismas. Por ello, es imprescindible que quienes atienden esa intervención puedan trabajar en las mejores condiciones. No solo son recursos materiales adecuados y suficientes sino también, y de forma prioritaria, con recursos emocionales, algo que en su tarea diaria quedan demorados y olvidados ante las urgencias vitales de las usuarias.
El mandato del sacrificio y la abnegación se trasladan a la esfera del trabajo de intervención social y el autodescuido personal y grupal se convierten en forma invisibles de autoviolencias cotidianas.
Para responder a esta necesidad social acuciante, en el ICI hemos editado esta guía de Autocuidado en la intervención social, elaborada por la experta María Martín Barranco, como un manual de autoaplicación destinado al cuidado emocional de nuestros recursos más preciados, los humanos.