La plena integración de Canarias en la UE en 1991, tras una inicial integración que excluía a las islas de una serie de políticas comunes, supuso la introducción progresiva del Arancel Aduanero Común que estuvo acompañada de una serie de medidas específicas arancelarias o de Política Comercia Común destinadas a proteger la industria y el consumo final.
Algunas de estas medidas aún siguen en vigor, como es el caso de la suspensión de los tipos arancelarios para determinados productos sensibles, como materias primas para la transformación y mantenimiento industrial y determinados productos de la pesca destinados al consumo interno o ciertas medidas de carácter arancelario a favor de productos agrícolas que tienen como objetivo mejorar y desarrollar la producción local.