Las partes interesadas firmantes de la ACDS 2030: (1) entienden que los procesos de contextualización de la Agenda 2030 en la realidad concreta de los territorios y sociedades reclaman la consideración de la cultura, de “los valores, las creencias, las convicciones, los idiomas, los saberes y las artes, las tradiciones, instituciones y modos de vida por medio de los cuales una persona o un grupo expresa su humanidad y los significados que da a su existencia y a su desarrollo” (Declaración de Friburgo sobre Derechos Culturales , artículo 2); (2) reconocen, además, que las relaciones entre cultura y desarrollo sostenible no son algo nuevo, sino que tienen amplios antecedentes en el ámbito de las políticas culturales territoriales, así como en las discusiones multilaterales de Naciones Unidas; y (3) comparten que la cultura, al comprender los valores, creencias y convicciones de cada persona y, por extensión, de la sociedad, es un precursor necesario del desarrollo sostenible.