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Lugares significativos
 
Vicky Rodríguez García

 

Entrevista en Formato Texto 

 

"Yo me di cuenta de que era diferente desde que tenía unos cuatro o cinco años. Yo notaba que a mí me gustaba el chico en la escuela, no me gustaba la chica, la chica me gustaba pa amiga. Y claro todos los chicos decían “ay qué guapa” y yo decía “pues sí, pero a mí me parece guapo aquel”. En esa época tienes una inocencia que tú no sabes el por qué o el por qué no, sino sabes que eres diferente. Y ya desde esa época aprendí a callar." "Pues fíjate, yo soy la más pequeña de tres hermanos. Entonces, era una época muy machista, porque esa época era muuuuy machista en donde mi madre para salir tenía que llamar a mi padre para decirle a dónde iba, o sea, era la forma social de vivir.Yo me voy dando cuenta de que yo, todo lo que me gusta, es lo de las mujeres, que a mí lo de los niños no me gusta. Pero me voy dando cuenta de que eso socialmente no está bien. ¿Qué ocurre? Que yo tengo que callar. Yo tengo que fingir que me gusta.  Una anécdota: unos Reyes me regalaron un fuerte con todos los soldados, los indios, bueno, con todo, todo, todo lo más grande. Y yo dije: “ay qué bonito, ahora vengo”. Y me fui a casa de un amigo que tenía una hermana pa jugar a los recortables y el fuerte se quedó allí en el balcón esperando a que yo llegara. Porque claro, aquello a mí, como que no me decía nada.  Yo problemas nunca… Hombre, el problema era que le decían a mis padres “ay qué bonita la niña” y claro mis padres se enfadaban y decían “es un niño”. Pero claro si parecía una niña, la gente no tenía la culpa, es que yo era así.  No, cuando vinieron los problemas fue cuando ya entras en una adolescencia que empiezas a ver, empiezas a saber, empiezas a ser tú o quieres ser tú y mis amistades eran diferentes, eran más chicas que chicos, empiezan a ver que yo camino por otro lado. Además, con 15 años yo me puse en una comparsa, que era mi escapatoria. Y claro yo no hacía una vida normal de un chico, yo hacía una vida como yo creía.  En el colegio, de mariquita pa arriba, eso era normal. Yo no lo asimilaba, lo tenía como algo normal. Me decían “niña”, “mariquita”, pero mira lo más gracioso de ese tema es que esos mismos, que solían ser de cursos superiores después intentaban cogerte para llevarte al huerto. Ya con esas edades ya lo intentaban. ¿Por qué me insultas tú cuando tú pretendes algo que tú también serías igual? ¿Me entiendes? Pero claro en esa época tú no sabes qué está pasando o qué no está pasando, simplemente sabes que te da mucho miedo porque te están diciendo cosas de “ven pa acá conmigo” sola y te da mucho miedo, pero defenderte, defenderte, pues no sabes." "Pues mira, yo tuve mis primeras relaciones con 5 años. Yo muy precoz pa todo. Con un vecino que decía que era mi novio. Decía que yo era la novia. Estuvimos bastante tiempo, en ese tiempo mira tú qué relaciones. Con cinco años, pero bueno, teníamos relaciones.Hasta que yo me mudé, con ocho años me mudé a otro sitio, a la Cruz del Señor. Ahí me salieron nuevos novios. Yo siempre me han salido novios. No, bien. ¿Sabes qué pasa? Que yo siempre he sido una persona muy dada, y he sido una persona bastante querida. Aunque me vieran gay, pues nadie lo como no está haciendo nada malo. El niño es femenino, pues ya está. Pero me respetaban, me querían… Las mismas personas que años después me viraron la cara, porque eso también hay que decirlo. Esas mismas personas que cuando eras pequeña, que estabas en yo no sé, cuando te vieron grande y yo en la misma casa en la que vivía antes me fui a vivir con un novio, no me hablaban. Eso ya fue con 30 años. Mi reaparición." "No, mi padre fue funcionario. [Con respecto a la zona] No, nosotros vivimos, mira, primero en Los Lavaderos. Cuando mi madre se quedó embarazada, nos fuimos a vivir a Santa Clara, que le dejaron a mis padres una casa en Santa Clara. Y a los 4 años nos vinimos a vivir a Cruz del Séñor, ya un piso propio, una zona más de trabajadores pero más normal. Donde yo me crié, que llegué con 8 años, fue en la Cruz del Señor. Mi padre era guardamuelles entonces tenía un bastante buen sueldo. Yo siempre decía que era de las pocas que había nacido con coche y televisión.  Yo creo que la aceptación era por mi forma de ser, que como yo era una persona tan tranquila, tan risueña, siempre ayudando a todo el mundo, pues la gente te tenía cariño, entonces no miran el otro lado, lo empiezan a mirar después." Si, si, si. Yo empecé a actuar en el mundo del espectáculo con 19 años, con Braulio, justamente, que fue quien me enseñó. En el Vampys que en ese momento era la discoteca boom. Y tuve aceptación, entonces seguí porque me gustó y seguí.Ese fue mi tubo de escape, porque yo me pasé 30 años haciendo de día de hombre y de noche de mujer.  A mí siempre me gustó Bibiana Fernández, porque para mí es un referente. Aunque hoy en día dicen que el referente es la Veneno, ese no era mi referente. Mi referente era Bibiana, una señora, actriz, con clase, porque tiene mucha clase, la conozco personalmente y tiene mucha clase. Y una persona que también me gustaba muchísimo, porque la conocí, nos conocimos durante bastante tiempo aquí en Tenerife, fue Carla Antoneli. Yo a Carla la conocí en sus principios cuando ella se fue para Las Palmas y después para Madrid y era un bombón no, lo siguiente: una chica guapísima. Yo me veía igual que ella en el sentido de que ella se tenía que ir de Güímar porque en Güímar la apedreaban, ha sido contado por ella. Yo me veía igual, que si yo me hacía lo que ella se había hecho a mí me meterían en un manicomio.  Yo tengo depresión permanente y padezco de ansiedad a causa de esos 20 años, treinta años de doble vida. Y según los psicólogos, poco me marcó, porque eso es muy difícil que tú duermas tres horas y vuelvas al papel anterior, a trabajar en grandes almacenes como he trabajado yo toda mi vida y a ponerte una corbata una chaqueta y quitarte la peluca, peinarte el pelo con la raya a un lado y que no haya ni una gota de pintura. Y después dentro de los calcetines las uñas de los pies pintadas, porque claro eso no te lo quitabas, pero de resto tenías que ir como tenía que ser y que nadie sospechara nada. Eso marca, llega un momento en el que no sabes quién eres, a veces te pierdes y dices “¿qué toca hoy?”.  Yo realmente el mundo gay lo conocí… aunque yo que hablo del mundo gay, me gustaría hacer un Kit Kat y decirte lo que pienso yo sobre el mundo gay, transexual, etc., etc.. Yo pienso, he vivido los dos mundos, yo no me considero gay ni lo he hecho nunca. Siempre me he considerado una mujer, aunque no lo pudiera demostrar, pero me he considerado siempre una mujer y yo creo que el mundo gay y el trans no tienen nada que ver, son polos completamente opuestos, aunque la finalidad sea que nos guste un hombre. Son dos polos completamente opuestos, la gente los relaciona, los une y los mezcla pero es que no tiene nada que mezclar, es todo diferente: formas de ser, conductas sociales, es que es todo. Un gay va a trabajar y como es gay da igual y lo contratan. Una transexual va a pedir el trabajo y como es transexual y se le nota, no la quieren. O sea tenemos unas diferencias sociales muy grandes y con falta de identificarlas. En esa época, uf.  En esa época no se hablaba de transexuales. En esa época eras o maricón o travesti, no había más. Y todo era lo mismo, a fin de cuentas, todo era lo mismo, todo era considerado vicio, pero después te encontrabas con personalidades que conocías y tú decías ¿y estas personas no lo consideran vicio? O curas, curas muy famosos de Santa Cruz y de La Laguna y decías ¿y si el cura es por qué yo no puedo? Y te los encontrabas en sitio muy marcados dentro de la homosexualidad, porque claro antes de pasar por el transexualismo, tienes que pasar por la vida gay, no te queda otra. Son como dos pasos seguidos, cada uno lo hace más o menos.  Aquí todo era el Parque García Sanabria, prácticamente el parque. Los baños, los baños públicos que había muchos, que se ligaba mucho en los baños. En el Parque y fuera del Parque. Fuera del Parque tenías uno en la Rambla, por encima del Cine Víctor, que siguen estando pero están cerrados, llevan cerrados ni se sabe cuánto; los de la plaza del príncipe, que bueno, eso no eran unos baños, eso era prostitución viva; después tenías saunas,… Siempre han habido sitios de encuentro, lo que pasa que antes era todo muy callado y muy oculto.  La primera vez que yo conocí a una persona fue en el García Sanabria y fuimos a un portal. O sea, él sabría dónde era y yo, si tú ahora me dices, ponle cara, no podría, porque entre los nervios y todo no podría, no sabría decir ni quién es. Tendría 16/17 años.  Yo es que descubrí que existía el Parque y todas esas cosas cuando entré en la comparsa. Yo hasta ahí era, para mí no existía nada, yo era la única persona rara que había." Yo y una vecina mía, que sí era ya transexual. Entonces pues a mí, yo quería ser como ella, que la gente la respeta y no le dicen nada. No, no, no [le preguntan por la edad de la amiga]. Tuve dos [amigas], una donde viví hasta los ocho años y después, cuando me mudé a la Cruz del Señor, en frente, una señora, porque era una señora, que se llamaba Camelia Moreno, nunca me olvidaré, porque después a la larga nos encontramos y hablamos y tal. Ella decía: “yo tenía unas ganas de subirte un día pa casa” y yo le dije: “cariño, es que era imposible, no eras lo que yo quería”. Y claro yo, de la forma que oía hablar de ella a mi familia, yo decía: “yo no puedo atreverme, porque si hablan así de ella que no la conocen, a mí me entierran”.  Yo decidí esperar porque quería tener unas cotizaciones, porque yo pienso mucho en el día de mañana, segundo porque no me veía fija en una esquina y en esa época, en mi época, tenías dos opciones o peluquera o puta, prostituta.Entonces yo decía: “si yo quiero, si a mí me gusta ir a los puestos azules y me gusta porque conoces a unos chicos impresionantes y maravillosos y donde único conoces un hombre como a ti te gusta, pero no me veo trabajando fija ahí, que salga mi padre de trabajar y me vea parada en la esquina. Yo no me veía, entonces, como no me veía así, yo decidí una ilusión: si un día me saco mucho dinero en algo, me voy para Madrid, me opero y una mujer renovada pero no vuelvo. Y nunca lo hice. Porque me daba miedo la esquina, y como nunca me saqué nada, no lo pude hacer.  A la luz del día, si tú te relacionabas a la luz del día, Santa Cruz era muy pequeñito, todo el mundo te conocía, te ponían una cruz y ya olvídate. Ya tenías la cruz. Yo trabajaba también, en esa época, de modelo masculino y claro, también tenía que llevar una rienda más o menos normal para poder trabajar, porque si no, no te contrataban. Trabajaba de modelo masculino y claro tenías que tener un, aunque tuvieras pluma o lo que fuera. Aunque yo no fui de mucha pluma, yo fui más de retenerme y soltarme de noche. Yo me sabía retener.” Mala, malísima. Había, según qué policías, había muchos policías que les daba igual, decían “que vivan la vida, no están haciéndoles daño a nadie, no están robando, no están haciendo nada, que vivan” y había otros en cambio que decían “no vivan porque hay una ley que lo prohíbe, como hay una ley que lo prohíbe, a por ellos. Entonces tenías que tener cuidado, desde que veías luces. ¿Cuántas veces echarte cuerpo a tierra en el jardín, ponerte de tierra, que a lo mejor estaba hasta mojada, pero, claro veías la luz de la policía? Uf me coge aquí dentro y bueno [García Sanabria]. Allí se hacía todo en los jardines. [Reacción de la policía] Pues muchas veces burlándose; otros, algunos, te llevaban a comisaría haciéndote pasar la noche en comisaría por nada, porque existía la ley de vagos y maleantes, maldita ley, que tenían todas las de ganar,aunque tú dijeras que no, que estabas caminando, que estabas corriendo, ellos decían que te habían visto detrás de un tío, que el otro se había escapado y te habían cogido a ti y se acabó. No había más vuelta.  [Experiencias personales con la policía] Yo no, yo tuve tanta suerte que solo tuve un problema una vez en Carnavales, que no fue un problema, fue una anécdota. Estábamos en las puertas de Carnavales y, claro, nos reuníamos todos allí y yo llevaba una mochila (yo siempre he llevado bolso, mochila, algo, siempre me ha hecho falta) y llevaba dentro, que lo había comprado, las pelucas, los tacones, maquillaje, cosas que había comprado para los Carnavales. Y la policía pues nos hace sacar todo lo que teníamos en los bolsos para registrarnos y empezó el cachondeíto, de “ponte esto a ver cómo se te ve”, “ay qué bonito se te ve el culito así”, el cachondeo hasta que ya ellos se divirtieron y se despedían con “adiós, maricones”. [Con respecto a sus sentimientos] A mí no, ¿sabes qué pasa?, yo siempre decía “ya te cogeré” y a muchos los he cogido. Que a la larga nos hemos conocido. Mira, yo a mí, cuando veo estos tíos que tú dices, son homófobos porque los notas, siempre digo que la homofobia es miedo a lo que te gusta, que si no tuvieran miedo les daría igual, porque yo tengo miles de amigos que dicen “sí, eres transexual, y qué, no es lo mío”, pero les da igual, vamos a tomar copas, bailamos, o sea sin ningún problema.Ahora, el tío ese que lo que quiere es pegarte, insultarte, que te largues que no te quiere ver ese tío en el fondo lo que tiene miedo es que le gustes. Y eso es lo que pasa en general. Yo tuve, anteriormente, otro negocio, otra cafetería y tuve un problema con un cliente que me insultó, me llamó maricón, me dijo de todo, bueno, intentó hasta pegarme y yo llamé a la policía, por supuesto, y tuvimos un juicio y le dijeron que no se podía acercar a mí. Pues cual es mi sorpresa que yo quito el negocio y a los tres o cuatro meses me lo encuentro un día en los puestos azules del mercado y voy a por él, que él no se hizo de rogar. Con ese señor yo me acosté como cuatro o cinco veces, el mismo que me había llamado maricón, que me había intentado pegar y que tuve que llamar a la policía porque decía que me iba a matar. Eso hablamos de reciente, pero para que veas el carácter de esas personas que igual que te insultan, se acuestan contigo, pero que no los vea nadie.  Sí, sí. Los amigos más estables que tuve yo fue antes de abrirme en el mundo gay, porque claro como yo era más inocentona y tal, y después ya todo era diferente, todo era más interesado, todo era muy diferente.Eran compañeros del barrio, del colegio. Bueno, yo estudié con alcalde, con el señor alcalde, o sea y éramos muy amigos y jugábamos y hacíamos un grupo de baile y bailábamos en los bajos de su casa. Yo, igual que en los Boy Scout, que estuve con el hijo y la hija de Manuel Hermano y éramos muy muy amigos y yo iba muchísimo a casa de Manuel Hermoso. Se fueron alejando, porque cuando yo empecé a hacer mi vida, cuando ya me di cuenta de que lo mío no era lo que tenía que ser socialmente, yo misma ya me fui a alejando de mucha gente porque no me sentía identificada. Decía: yo no puedo hablar de lo que yo quiero y ellos sí. Y después de viene siempre del clásico que te enamoras del marido de , o del novio de, ¿para qué problemas? Yo ahí decidí empezar una vida diferente con mis amistades que no conocía nadie sino yo.  Y en oculto [sus actuaciones].  Pues te estoy diciendo desde los diecisiete años más o menos, hasta los cincuenta. Una vida. De hombre a mujer. Pues he sido vendedor, he sido encargado de departamento, he trabajado también como representante... O sea he tenido puestos de trabajo buenos y con responsabilidades y temporadas muy largas: quince años, doce años, he trabajado bastantes años en las empresas. Chaqueta y corbata casi siempre, menos en una época que trabajé en una época de sport que sí podía vestir en sport, en vaqueros, pero de resto yo siempre con corbata y chaqueta, con traje, traje y corbata. Siempre.Y siempre me decían: "qué chico tan guapo, su mujer tiene que estar tan contenta". Y yo decía: "sí, mi mujer".  A partir de que yo ya llegaba a casa del trabajo, en esa época, normalmente ya a las ocho las tiendas cerraban, llegaba, cenaba, me duchaba y entonces yo ya me empezaba a maquillar, me arreglaba y ya sobre las once y media o por ahí, salía. Salía ya de mujer. En mi casa con una bata, yo me ponía una bata, muy ambigua, porque como yo vivía sola. Muy ambigua, yo no... Hombre, transformista era cuando estabas actuando. Cuando estaba, por ejemplo, en la calle o en una discoteca pues normalmente decían "mira a la travesti". Lo más clásico era el travesti. No era despectivo, era una forma de vida, una forma de denominar lo que tú vivías en ese momento porque no existía la palabra transexual. A mí las dos palabras me gustaban, me gustaba transformista porque era ser artista durante un tiempo y travesti porque yo me sentía lo que era en ese momento ser travesti.Yo siempre me sentí mujer.  [Con respecto a la forma de vestir durante el día de las travestis] No, yo era diferente. Yo era la persona, dentro de ese mundo, que era de las pocas que hacía vida de día y vida de noche.Yo solo conocía a una persona, y que hoy en día sigue. Sigue, fíjate, mayor que yo, pero sigue hoy en día haciendo vida de hombre por el día y de noche de mujer. No, no, ni en su casa, porque su familia no lo sabe, entonces, sigue haciendo eso. Sale vestido de hombre de la casa y se cambia en la calle. Sí, sí, ¿transexuales que yo no conozca? Yo creo que no existen, no conozco a la gente joven de ahora, pero a las de esa época yo las conocía a todas. De día muy raro. Yo te digo una cosa, Tenerife es una isla que tú de día es raro que veas una mujer transexual en la calle, es raro.  Yo no sé, es como si relacionaran la noche con la vida y nosotras mismas deberíamos de ser las que pusiéramos orden y las que dijéramos: "no, no, no, el día también es nuestro, tenemos derecho a salir". Es que en esa época ya tendríamos que haberlo hecho. Yo soy una que en mi época yo tenía que haberme reivindicado y haber dicho... pero eran los miedos, los miedos los que había. La policía. Había una norma para que no te detuvieran que es que entre las prendas que llevaras puesta llevaras una de hombre. Ya no te detenían. Lo más clásico era o ponerte un pantalón debajo o unas bermudas. Y entonces pues se suponía que debajo de la falda llevabas el pantalón de hombre y, entonces ya, eres un hombre. Eso lo hacía todo el mundo. Era una cosa de lo más normal. A mí era el tema ese, el tema de que yo quería cotización, de que yo quería tener una vida lo má normal posible, dentro de la normalidad, porque realmente yo tenía una vida normal, dentro de la normalidad, porque lo que no es normal es que hiciera dos vidas.  Entonces yo siempre dije no, sin dinero no, porque el dinero es necesario porque tienes que hacerte muchas operaciones, porque tienes que hacerte que arreglarte cosas, en esa época la documentación era imposible, tenías que llevar un carné con un nombre de hombre para ir a un banco, para lo que fuera. Eso era una cosa que yo no terminaba de aceptar. Eran muchos tabués los que había todavía. Digamos que abrimos camino para los tiempos de hoy, pero había muchos tabúes. No hubiera trabajado, no, simplemente. Tendría la misma valía siendo transexual que siendo gay, pero me valoraban como gay, no como transexual. Como transexual no recuerdo, en esa época, trabajando en una tienda. Ninguno. A última hora, donde último estuvo, sí y en el anterior sitio, un día me dijo uno de los dueños, subimos en el ascensor: "buenos, días", "buenos días, no te me acerques que a mí me gustan las mujeres". Y yo le contesté: "pues disfrútelo". El problema era en sí que lo que les daba rabia era que a mí no se me notara, porque después había otros muchos gays trabajando, pero es que como a mí no se me notaba y era más que todos los demás, eso molestaba. Hombre, llegó al despido. Claro, llegó el despido, llegó un momento que decidió que no me quería y punto. No, simplemente te dicen bajo rendimiento laboral y ya está. La razón no te la dan nunca, la razón la dicen por la espalda. Y te enteras, te terminas enterando. Pero que a mí, ¿sabes qué pasa?, que yo siempre he dicho: "donde no me quieran tener no quiero estar". Y lo he tenido muy claro. Y que ninguna empresa es lo grande suficiente como para que se te acabe el mundo cuando acaba. Siempre va a habrá otra cosa y, además, yo se los he demostrado, o sea, yo, hoy en día, siendo mujer transexual tengo mi negocio y no tengo que estar aguantando tonterías a nadie.  ¿Sabes que pasa? Que no, tampoco te quería ver como homosexual, era como...Yo tenía otros compañeros que eran muchísimo más femeninos y a ellos sí que los veían como "ay el mariquita". Pero a mí no porque como yo era como hombre tan serio a mí no me relacionaban con un hombre gay, hasta que yo ya me abrí y dije "se acabó, yo quiero ser yo y yo no voy a estar reprimiéndome tantas horas porque no puedo". Y es cuando ya empezó "ah, ¿pero era gay? ¿pero era gay? Ay que es mariquita, no lo parecía". ¿Me entiendes? Ahí es cuando ya empezó la divagación. No, pero mira, realmente por delante de ti no te lo van a decir porque, lógicamente, delante de tu cara le metes un tortazo y le cruzas la cara, pero la gente tampoco se asustaba de que fueras gay porque hasta en las mejores familias habemos. Entonces, ¿quién no tenía un primo, un hermano, un vecino, un íntimo amigo que era gay? Siempre había, lo que pasa es que tenían un concepto y, además, es que tampoco se sabía mucho de ese mundo, porque era un mundo como aparte. Tampoco se sabía mucho, un gay se sabía que era un hombre al que le gustaban los hombres, pero estaban acostumbrados o a la marica loca que fuera muy plumera muy lanzada o el chico femenino pero que tampoco... no se sabía, había mucho tabú, no se sabía qué era una persona gay en ese tiempo y transexual ni te hablo. Eso era un ovni. Pues porque siempre que ha habido personas que les ha gustado llamar la atención, porque las hay que les gusta llamar la atención, y esas son las personas que hacen creer que todas somos iguales y, por supuesto, no todas somos iguales, igual que todos los heteros no son iguales, igual que todas las mujeres, nacidas mujeres, son iguales. Cada cual es como es. Personas a las que les gusta llamar la atención, vale, ellas son las que hacen ver como que el mundo gay es muy femenino.  A mí me costaba mucho,por ejemplo, el que no se me fueran las manos. Eso me costaba una barbaridad, por eso yo me ponía mucho las manos por detrás, el estar con corbata yo sufría, no me gustaba nada y lo más gracioso es que yo debajo me ponía bragas, yo no usaba calzoncillo, yo usaba braga, porque yo me sentía identificada con mis tangas. No, no, yo calzoncillos no, yo decía, "¿pero esto qué es?" No, no me veo. Muchas veces pensaba, dios mío, si tengo un accidente, me da una fatiga aquí ahora y me tienen que llevar a urgencias y me tienen que desnudar, la que se puede liar. En esa época no era normal depilarte y yo estaba toda depilada de arriba a abajo, usaba tanga... Yo decía, si un día me pasa algo, ni Dios lo quiera, se va a liar.  Yo digo que yo tenía que haber estudiado Arte Dramático, porque a mí se me daba muy bien el poner papeles, yo para eso nunca tuve problema, era como un estudio, yo ya sabía lo que tenía que hacer, lo que tenía que decir, si algo se me iba lo frenaba, no dejaba que se saliera la conversación de lo que yo quería.Y si la conversación se estaba yendo, yo me iba. Esa conversación se quedaba ahí y yo me iba porque yo tenía muy estudiado todo lo que yo... No quería... Para que no me fallara yo tenía todo muy estudiado. Mi vida era como una película. Era un teatro. Mi vida de día era un teatro, mi vida de noche era mi vida. Hombre, la gente que me ha conocido, yo sé que me da un 10, porque mucha gente todavía no se lo cree, mucha gente todavía dice "es que no me lo puedo ni creer", hoy en día me ven y me dicen que no puede ser.  Las personas trans siempre [lo han tenido más difícil], pues porque las personas trans, cada día, por suerte, se nota menos. Antes cuando eras trans, como te hacías de adulta, que es lo que me pasa a mí.Ni el cuerpo se te hacer ni las facciones se te amoldan porque la hormonación tarde ya no...ya pasaste la etapa de eso, entonces se notaba cuando era una transexual, se notaba a la legua. Altísimas. Se notaba a la legua. Y encima que a todas nos gustan los tacones altos, no sé por qué, pero todas íbamos con tacones altísimos. Nos miraban mal, nos miraban mal.  [Transición] Cuando cononcí a mi marido. Nos conocimos, hablábamos como si yo fuera una chica, más las fotos que yo ponía eran de mujer y cuando llegó el momento de conocernos ya mi marido dijo "no, me encantas, pero no eres lo mío, a mí un hombre no me gusta". Y me dijo, "es que además yo no entiendo, qué haces tú como un hombre cuando tú te expresas, hablas y todo como una mujer. Si yo es que me estás dejando parado". Y entonces yo le dije: "porque no he encontrado quién me apoye para hacer mi transición". Eso fue con 52. En quince días. En quince días tenía hora en el quirófano para ir a operarme, ni me lo pensé. El cirujano no se lo creía tampoco. Toda mi vida, toda mi vida, yo siempre mi idea era esa: operarme. Como todas, queremos estar lo más guapas posible, lo mejor posible y, pues yo lo conseguí durante muchos años. Cuando me operé yo estuve como tres años que era una bomba, que iba por la calle y, bueno, me decían de todo porque llamaba un montón la atención. Ya los años no perdonan y ya me cuesta más pero, bueno, fueron tres años maravillosos de mi vida que yo siempre pensé que hubiese sido mi adolecencia, que eso hubiera sido toda mi juventud, toda mi adolescencia, si lo hubiera hecho en su momento.  Por mis padres, por mi familia. Yo no quería que mis padres sufrieran por mi causa, entonces yo lo que hacía era, pues decir "si algún día mis padres fallan, pues lo hago". Pues mi padre murió, mi madre tuvo alzheimer y, una vez mi madre no me reconocía, dije: este es el momento. Pues lo que me ha pasado con mi hermana y con mis sobrinos: que no me aceptan, que yo no existo. Es que yo no he hecho nada malo, yo no he estado en la cárcel, yo no he matado a nadie, yo he robado a nadie, yo no he hecho nada, nada, ilegal. Simplemente he querido ser yo, nada más. Pues tengo 57 ahora, hace 7. En el dos mil y poco.  Sí, tuve una época en mi juventud, con veinte, veintipocos años, me hormoné, me puse unas hormonas que había que se llamaban progynon y eso era puf. La cabeza se te iba, pero te salía el pecho enseguida. Pero claro, cuando me empecé a notar que me salía el pecho ya trabajaba de hombre, entonces, tenía que vendarme. Esos fueron unos momentos muy malos, muy malos. Con una vendas de estas anchas me vendaba cuando iba a trabajar, me las quitaba cuando llegaba a casa, para salir por la noche y ponerte un buen escote y de esa manera no se me notaban. Pero dije alto, para, porque estas uniendo los dos mundos y si los unes, se acabó. Dejé de hormonarme, pero siempre me quedó ya... Una vez que te sale el pecho, el pecho te queda, te queda más flácido cuando dejas de hormonarte, pero te queda. Gracias a eso, pude ponerme el pecho que me puse, porque gracias a eso había sitio. Ah, eso nada, eso era en el mercado negro, en el mercado mismo iban a vendértelas, si, por la noche. Yo tenía un amigo que trabajaba en el hospital y también me las conseguía. Si no te ibas a las Américas a, ¿cómo se llama esto donde están todas las discotecas de toda la vida, donde todas las peleas?, contra, no me acuerdo... ¡En las Verónicas! Exactamente, te metías abajo, comprabas unas que eran griegas que eran todavía mejores, mejores. Yo tengo una amiga que tiene un pecho enorme, natural, buenísimas, eran buenísimas. Esas no las recuerdo porque yo esas no las tomé nunca porque creía demasiado y yo a esas no me atrevía, pero ibas y las comprabas allí sin ningún problema. Además, si te fijas, hay chicas de las antiguas, de las que digamos, primeramente, hemos estado aquí en Tenerife, que tienen unos cuerpos impresionantes porque no solo se tomaban las hormonos, sino encima con silicona industrial se construían la cadera,cadera y culo. Que eso es la cosa más horrorosa que puedes... Bueno, yo fui a hacérmelo y vi cómo se lo estaban haciendo a una, me mareé y me eché para atrás, porque con unas jeringuillas enormes, con unas agujas enormes, cogían la silicona industrial, líquida, te la pinchaban en la nalga y cuando sacaban la aguja te ponían con pegamento y medio, un trozo de periódico, para que no se te saliera la silicona y tenías que estar así, mínimo quince días. Casi sin moverte, para que la silicona se asentara y, claro, se hicieron unos cuerpazos impresionantes. Pero tengo una amiga, por ejemplo, que las nalgas le quedaron negas, le quedaron unas marcas negras en el culo horrible. Todas las que tú veas de mi época, de entre los 55 y los 60 años, que tienen estos cuerpos así de sirenitas, como digo yo, impresionantes todas son de silicona. En las traseras de la peluquería y si no venía la Valdivia de Las Palmas y ella venía y hacía el negocio. Eso ahí en cualquier peluquería te lo hacían y era, vamos, te quedaban unos cuerpos impresionantes. Así se hicieron los primeros cuerpos, con ese tipo de silicona.   

 

 

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