La educación superior, tal como la conocemos, tiene importantes desafíos por delante. La revolución tecnológica podría cambiar profundamente la demanda de los estudios universitarios y la tecnología docente; también podrían aparecer nuevos actores alternativos a las universidades tradicionales.
Las plataformas digitales ofrecen acceso a recursos educativos a una escala sin precedentes, rompiendo barreras geográficas y económicas, y podrían democratizar el conocimiento.
Los estudiantes buscan experiencias educativas que los preparen para un mercado laboral internacional, donde la diversidad cultural y la competencia son la norma.
La IA puede aportar la capacidad de personalizar la enseñanza y además de hacerlo de una forma interactiva.
La oferta de plazas de las universidades públicas no se modificó con respecto a los resultados esperados de cada tipo de estudios en el mercado laboral.
A pesar de que tradicionalmente se las considera superiores, las universidades públicas ahora luchan por competir debido a restricciones regulatorias, la falta de flexibilidad y la financiación insuficiente.