Geología  

El Parque Nacional de Timanfaya es un claro ejemplo de parque eminentemente geológico que representa claramente el vulcanismo histórico y reciente. El proceso eruptivo que da origen al paisaje actual se produce entre los años 1730 y 1736, aunque un siglo más tarde, en 1821, se producen nuevas erupciones de menor intensidad y duración. Las Montañas de Fuego, con 25 cráteres, constituyen el núcleo donde se registraron las erupciones más importantes.

Las erupciones del siglo XVIII dieron como resultado decenas de conos de escorias en una porción del oeste de la isla que quedó tapada bajo un mar de lavas de unos 174 Km2, y además ganaron terreno al mar. Toda esta serie eruptiva se corresponde con una fase efusiva, con coladas de tipo basáltico, lavas más bien fluidas y la emisión de gran cantidad de materiales, intercaladas con fases estrombolianas, de carácter más violento.

La erupción que tuvo lugar en el siglo XIX dio lugar a los conos de Tao, Chinero o Volcán Nuevo del Fuego y Tinguatón. El volcán más occidental, Chinero, y sus coladas, están dentro de los límites del parque.

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