El entorno del Parque Nacional

El entorno del Parque Nacional
El acceso a Las Cañadas del Teide a lo largo de la cordillera dorsal permite contemplar el fuerte contraste en el cambio de la vegetación, por debajo de los 600-800 m. de altitud los entornos humanizados de poblaciones y cultivos, a mayor altitud áreas donde el monteverde está recuperando sus antiguos dominios, aun más arriba la extensa masa forestal del pinar, y finalmente, las estampas desnudas de El Teide y Montaña Blanca. Con mucha frecuencia además, se aprecia el mar de nubes creado por el alisio, de gran relevancia para el mantenimiento de la cobertura forestal de la vertiente norte. El contraste es también grande entre la masa nubosa y el cielo habitualmente despejado y soleado del Teide.

El paisaje vegetal

El paisaje vegetal
Si bien en el paisaje de Las Cañadas del Teide domina el elemento geológico, la vegetación también tiene un papel relevante. Destaca de entrada su singularidad: advertiremos a simple vista que es muy diferente a la existente en el resto de la isla. Predominan matorrales de formas almohadilladas o redondeadas, lo cual es una adaptación a lugares de climas extremos: contribuye a mejorar la resistencia ante cambios de temperatura y a resistir los frecuentemente fuertes vientos que se registran en la alta montaña.

Diversidad de formas y materiales volcánicos de Las Cañadas del Teide

Diversidad de formas y materiales volcánicos de Las Cañadas del Teide
Los diferentes colores ayudan a distinguir unas lavas de otras en función de su antigüedad. En las lavas rojas el hierro disuelto en ellas ha tenido más tiempo para oxidarse en contacto con la atmósfera. Las lavas más recientes son también las más oscuras, y entre ellas llaman especialmente la atención las correspondientes a la erupción de Las Narices del Teide (1798) pues a su negrura se añade el hecho de estar casi desprovistas de vegetación.

El Teide, Los Roques de García y el Llano de Ucanca

El Teide, Los Roques de García y el Llano de Ucanca
En el centro de la caldera se alza El Teide cuya mole es el accidente geográfico de mayor atractivo del Parque y que mayor interés ha suscitado desde muy antiguo, tanto para los habitantes de la isla como para sus visitantes: como elemento mágico o totémico primero, científico después, afectivo para la población insular y finalmente también turístico. Su enorme tamaño tiene que ver con su condición de estratovolcán y, por tanto, con un extenso proceso constructivo que ha tenido lugar a lo largo de múltiples erupciones. Los diversos colores de la montaña son un testimonio de sus diversas etapas geológicas, y el cono sumital (también conocido como El Pilón de Azúcar), es el resultado de la última erupción ocurrida en su cumbre.

Contrastes que causa el clima en el paisaje

Contrastes que causa el clima en el paisaje
Un elemento que produce cambios importantes en el paisaje tiene que ver con la climatología. Las Cañadas del Teide es uno de los escasos lugares del archipiélago canario que recibe nieve con regularidad. Con grandes nevadas el aspecto de este territorio de alta montaña cambia de forma espectacular, pero más allá de su belleza este cambio en el paisaje nos invita a ser conscientes de hasta qué punto las condiciones climáticas del parque nacional determinan la flora y fauna que éste puede albergar.

 

Cañada

Cañada
Al pie de Los Roques de García se haya la planicie endorreica conocida como el Llano de Ucanca. Es una de las estampas más conocidas de Las Cañadas del Teide, y junto a muchas otras pequeñas llanuras, por lo general de mucho menor tamaño que la anterior, son el origen del término “cañada”, que se refiere a llanos que se han ido formando con el depósito de materiales erosionados provenientes de la pared de la caldera y arrastrados por el agua hasta la depresión de este anfiteatro natural.