El número total de especies de flora presentes en el parque nacional asciende a 1.451, de las cuales 994 son criptógamas (447 líquenes, 27 hongos liquenícolas, 177 briófitos y el resto son hongos) y 457 fanerógamas (28 de ellas cultivadas).
La flora vascular de La Caldera cuenta con 4 especies endémicas del parque (3 de ellas aún sin describir), 37 endémicas de La Palma, 85 endémicas de Canarias y 24 especies endémicas de Macaronesia, además de algunos géneros también endémicos de Macaronesia (Aichryson, Argyranthemum, Bencomia, Bystropogon, Monanthes, Pericallis y Schizogyne) y de Canarias (Gonospermum, Greenovia, Spartocytisus, Tinguarra y Todaroa).
La siguiente tabla recoge los taxones catalogados en "peligro de extinción" (EX) y "vulnerables" (VU), según aparecen recogidos en el Catálogo Español de Especies Amenazadas o en el Catálogo Canario de Especies Protegidas:
Especie
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Categoría
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Nombre común
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Bencomia exstipulata
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EX
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bencomia de cumbre
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Christella dentata ssp. cedrus
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VU
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helecha
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Cheirolophus arboreus
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VU
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cabezote
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Cicer canariense
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VU
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garbancera
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Pteris incompleta
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VU
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helecha de monte
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Salix canariensis
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VU
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sauce
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Teline splendens
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VU
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gacia blanca
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Viola pamensis
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VU
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pensamiento de cumbre
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Las especies se distribuyen en comunidades vegetales, donde el pinar constituye la formación vegetal más característica de este parque.
El pinar
Gran parte del parque nacional se encuentra tapizado por un bosque maduro y bien conservado de pino canario, en altitudes comprendidas entre los 450 y los 2.000 m. Los ejemplares pueden llegar a alcanzar los 40 m de altura y superar los 500 años, y se han adaptado a la escasez de agua desarrollando largas raíces que le permiten obtenerla en profundidad. La principal característica del pino canario es su resistencia al fuego, siendo capaz de soportar las elevadas temperaturas debido a la protección que le proporciona su gruesa corteza.
El pinar predominante en La Caldera es un pinar seco, acompañado de matorral compuesto por amagante (Cistus symphytifolius), arbusto perenne de flores vistosas de color rosado, y especies rastreras como el corazoncillo (Lotus hillebrandi), endemismo insular. Al pie de los escarpes rocosos, donde se concentra la humedad, el pinar se dispone con el brezo (Erica arborea), y en las zonas de mayor altitud se rodea del codeso (Adenocarpus viscosus), que determinan la cota superior del pinar.
En zonas más bajas en altitud, donde las temperaturas son más suaves, el pinar se combina con el escobón (Spartocytisus filipes), endemismo canario con flores en racimo, muy olorosas y de color blanquecino.
Vegetación rupícola
Se trata de un conjunto de especies que vive en rocas compactas, prácticamente desnudas y paredes escarpadas, caracterizadas por una adaptación a condiciones extremas en cuanto a disponibilidad de suelo y agua. La variedad y riqueza de especies capaces de adaptarse a estas condiciones es notable en La Caldera, con lo que se puede disfrutar de bejeques (géneros Aeonium y Greenovia), cerrajones, cabezotes, tagasastes, pimpinelas, coles de risco, vinagreras y otras muchas que se encuentran perfectamente conservadas por ser de difícil acceso a los herbívoros.
Vegetación de cumbre
En las zonas de cumbre, con escasas precipitaciones y mucha variación en temperatura y humedad relativa, donde el verano es templado y muy seco y el invierno deja a su paso hielo y nieve, las especies adoptan formas semiesféricas y se disponen a ras de suelo para ofrecer menos resistencia al viento; otras, recubren su superficie con gruesas cutículas o se cubren de pelo. Entre todas las especies domina el codeso (Adenocarpus viscosus), leguminosa con vistosas flores amarillas, y menos frecuentemente la retama del Teide (Spartocytisus supranubius). En la misma franja altitudinal, en escarpes rocosos, se puede encontrar el cabezón de cumbre (Cheirolophus teydis), el alhelí del Teide (Erysimun scoparium), la hierba tonática (Nepeta teydea), la bencomia de cumbre (Bencomia exstipulata), y en los límites del parque, el tajinaste rojo (Echium wildpretii). Cabe destacar la presencia de endemismos exclusivos de La Palma, tales como el retamón (Genista benehoavensis), el tajinaste azul (Echium gentianoides) y la violeta de cumbre (Viola palmensis). La floración de todas estas especies es realmente espectacular debido principalmente a la necesidad de conseguir gran cantidad de semillas para que, al menos, una parte de ellas pueda germinar en estas condiciones extremas.
Plantas asociadas a cursos de agua
En aquellas zonas en las que el agua está disponible y fluye continua y abundantemente es donde se pueden observar especies típicas de la laurisilva, como la faya (Morella faya), el brezo (Erica arborea), el viñátigo (Persea indica) y el follao (Viburnum rigidum), además de helechos como la píjara o helecho de cumbre (Woodwardia radicans).
El sauce (Salix canariensis) es una de las especies arbóreas que se desarrolla en cauces de barrancos y manantiales. Es un árbol autóctono frecuente en áreas de bruma que produce el alisio y en los cauces de los barrancos. En el parque se puede observar una mancha grande en las cercanías de la zona de acampada, y disperso por todos los cauces con agua. Se han realizado labores de repoblación de la especie, por encima de la Playa de Taburiente.
Especies introducidas
Ya sea intencionadamente o de forma voluntaria, en el parque nacional se puede observar la presencia de especies como el rabo de gato (Pennisetum setaceum), gramínea invasora que ocupa todas las partes bajas de la isla y de la que ya se encuentran ejemplares aislados en el interior de La Caldera, y mucho más importante en cuanto a agresividad aparece el haragán (Ageratina adenophora), que ha colonizado todos los humedales del parque.