Esta ruta además de mostrarnos elementos patrimoniales como la pequeña hornacina dedicada a la Virgen de Guadalupe, patrona de la isla, nos permite disfrutar de uno de los cursos permanentes de agua del parque. Este tipo de ambiente húmedo, tan escaso en Canarias, es el hábitat de la sauceda, una formación arbórea, estrechamente ligada a este líquido elemento, en la que la presencia en exclusiva del sauce canario (Salix canariensis) caracteriza los únicos bosques de ribera de Canarias. A lo largo de la ruta vamos encontrando también retazos de laurisilva seca o termófila, en la que el barbusano (Apollonias barbujana), el palo blanco (Picconia excelsa) y el mocán (Visnea mocanera), especies propias de los ambientes más cálidos del monteverde, hacen acto de presencia. Recorremos así mismo áreas pobladas por laurisilva de ladera en la que hayas (Morella faya), laureles (Laurus novocanariensis), acebiños (Ilex canariensis), palo blancos, follaos (Viburnum riugosum) y brezos (Erica canariensis) son las especies dominantes. Al pasar por zonas rocosas podremos apreciar también como estos ambientes tienen una flora muy particular: se denominan plantas rupícolas aquellas, que como las beas o bejeques del género Aeonium están adaptadas a vivir en lugares donde apenas hay tierra y captar el agua disponible es por ello muy difícil. Es por esta razón que estas especies suelen tener hojas y tallos suculentos.