De esas 2.000 especies, un gran porcentaje son autóctonas, y de estas, muchas son endémicas (exclusivas) de Canarias y de La Gomera. Algunas son tan escasas que el parque nacional lleva años trabajando en un programa de “Rescate Genético” para evitar su desaparición. Otras son muy raras en otros lugares del Estado pero relativamente abundantes en los montes gomeros. El cuadro recoge las principales, y sus categorías de protección como “vulnerables” (VU) o en “peligro de extinción” (EX) según aparecen recogidas, bien en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, o bien en el Catálogo Canario de Especies Protegidas.
Especie
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Categoría
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Nombre común
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Pteris incompleta
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VU
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helecha de monte o rasgundo dentado
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Hymenophyllum wilsonii
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EX
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helechilla
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Christella dentata
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EX
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helecha
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Diplazium caudatum
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VU
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helecho de monte
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Juniperus cedrus
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VU
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cedro
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Morella rivas-martinezii
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EX
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faya herreña
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Ruta microcarpa
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EX
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ruda gomera
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Euphorbia mellifera
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EX
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tabaiba de monte
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Cistus chinamadensis ssp. gomerae
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VU
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jara blanca
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Crambe wildpretiiEE
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EX
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mostaza salvaje
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Salix canariensis
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VU
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sauce, sao
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Ilex perado ssp. lopezlilloi
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EX
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bojo
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Sambucus nigra ssp. palmensis
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EX
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saúco
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Echium acanthocarpum.
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EX
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tajinaste de monte
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Asparagus fallax
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EX
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espárrago
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Estas especies son plantas extremadamente escasas, localizadas en áreas muy concretas de la isla. La administración del parque ha redactado para muchas de ellas planes de recuperación con los que conseguir mejorar sus poblaciones.
Dentro del monte gomero se distinguen una serie de formaciones vegetales influenciadas por la altitud, exposición, pendiente, etc.
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Monteverde seco.- Corresponde al límite inferior del monte (entre los 500 y los 800 m.) y, por tanto, a zonas menos afectadas por las nieblas donde domina un clima mediterráneo, con temperaturas algo más elevadas y menor humedad que en las cumbres. Sus árboles característicos son el barbusano (Apollonias barbujana), el mocán (Visnea mocanera), el peralillo (Gymnosporia cassinoides) y el marmolán (Sideroxylon canariense), que se mezclan con el brezo (Erica arborea) y el haya (Morella faya), muy ampliamente distribuidos. El granadillo (Hypericum canariense), un matorral que puede superar los 5 m. de altura, es el arbusto más característico.
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Monteverde húmedo de fondo de barranco o de cuenca.- Es la laurisilva más exuberante y de aspecto selvático. Se encuentra en cuencas y barrancos afectados por el alisio y por los que corre el agua de forma habitual, bien en superficie o en el subsuelo. En este bosque, propio también de zonas con suelos ricos en materia orgánica, los árboles alcanzan las mayores alturas, pudiendo superar los 30 m. Los árboles más representativos son el viñátigo (Persea indica) y el til (Ocotea foetens). El suelo del bosque permanece casi en penumbra bajo el denso dosel; el entorno de los cauces son lugares propicios para helechos como el pirguan (Woodwardia radicans), el penco macho (Diplazium caudatum) y la helechilla (Vandenboschia speciosa). Las mejores muestras de este tipo de monte las encontramos en los amplios barrancos del norte del Parque: El Cedro, Los Acebiños y Meriga así como en la Meseta de Vallehermoso y la Meseta de Hermigua.
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Monteverde húmedo de ladera.- Este tipo de ecosistema se caracteriza por asentarse en las laderas. Las especies más representativas son el laurel (Laurus novocanariensis), el follao (Viburnum rigidum), el haya (Morella faya), el acebiño (Ilex canariensis) y el brezo (Erica arborea). En esta parte del bosque, correspondiente a las laderas de barlovento, abundan en el sotobosque las plantas trepadoras como la hiedra canaria (Hedera canariensis) y el tambaruche (Tamus edulis), y algunas especies de helechos: el penco de estrella (Polystichum setiferum), el penco (Dryopteris oligodonta), la pata de gallina (Polypodium macaronesicum) y la bechochina (Davallia canariensis).
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Brezal de crestería.- Se trata de uno de los bosques más especiales y fascinantes del parque que se localizan a lo largo de las cresterías, en su vertiente norte, formando una estrecha banda. Son bosques de escasa estatura con troncos retorcidos y cubiertos de musgos que nos indican la elevada humedad reinante. En las altitudes mayores, por encima de 1200 metros, donde la niebla incide muchos meses al año, domina el brezo (Erica arborea) que puede llegar a alcanzar los 20 metros (¡quizás los brezos más grandes del mundo!) mientras que a altitudes inferiores donde las nieblas inciden todo el año el protagonismo lo tiene el tejo o flejo (Erica platycodon). Más escasos pero también presentes en este tipo de ecosistema encontramos hayas, acebiños, laureles y, ocasionalmente, cedros canarios (Juniperus cedrus spp.cedrus). Este último árbol es un escaso endemismo compartido con Madeira que en el parque se encuentra en formaciones rocosas y en contadas cumbres.
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Fayal-brezal.- De forma natural se ubica principalmente en las vertientes sur del parque (más secas), sobre todo las correspondientes a las cumbres más elevadas, y en lugares rocosos de escaso suelo. Al ser especies más resistentes y menos exigentes, también se encuentra en aquellos lugares donde las laurisilvas más exigentes fueron explotadas por el hombre. Merece una mensión especial el haya herreña (Morella rivas-martinezii), un árbol escasísimo descubierto en los años setenta y compartido con El Hierro y La Palma. En bordes de pistas y allí donde el arbolado no es muy denso, diversas plantas embellecen el monte con bonitos colores durante la primavera: el morgallón (Ranunculus cortusifolius), la siempreviva (Myosotis latifolia) y el patacuervo (Geranium canariense). En lugares como La Laguna Grande o Las Creces, esta última planta forma en el suelo del monte una bella alfombra de flores violeta-rosada a comienzos de la primavera, uno de los paisajes más hermosos que ofrece el monte gomero.
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Comunidades rupícolas.- Probablemente sean las plantas que crecen en fisuras y grietas de las rocas las que más llamen la atención a las personas que visitan el parque nacional. Sin apenas donde “agarrarse”, beas (Aeonium sp.), melosillas (Aychrison sp.), cerrajones (Sonchus sp.) y melosas (Monanthes sp.) desafían la ley de la gravedad y la falta de suelo, conformando un ecosistema único y sorprendente. La flora de estos ambientes se caracteriza por tener tejidos gruesos y carnosos en los que es posible retener una gran cantidad de agua,por ello son llamadas plantas suculentas o crasas.
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