Se define como movilidad sostenible a todos aquellos procesos y acciones orientados a conseguir un uso racional de los medios de transporte por parte de los particulares y profesionales. La movilidad sostenible se debe abordar desde diferentes enfoques: por una parte, implica reducir el número de vehículos que circulan por las vías, lo que supone una reducción de la contaminación (por emisión de gases y por ruido); pero además supone buscar alternativas al transporte más sanas y que redunden en la calidad de vida del ciudadano.
En Canarias, debido a la particular orografía y la dispersión de los núcleos de población, la dependencia del automóvil es elevada. Aún para distancias relativamente cortas, se usa el vehículo privado. El transporte colectivo consume menos energía fósil, reduciendo la cantidad de emisiones de CO2. Así, por cada 100 Km un coche emite 17 kg de CO2, mientras que para la misma distancia una guagua emite 7 Kg por viajero. El uso individual del automóvil, práctica muy habitual en nuestra sociedad, es muy poco sostenible.
En los últimos tiempos se han puesto en marcha actuaciones para dar a conocer lo que se denomina como conducción eficiente. La conducción eficiente es una forma de conducir en que se optimiza el uso del combustible del automóvil circulando, siempre que sea posible, en las marchas más largas y a bajas revoluciones. Se reduce el consumo energético hasta un 15% y contribuye a reducir situaciones de estrés al volante, repercutiendo en la disminución de los accidentes de tráfico.
Algunas recomendaciones para una movilidad más sostenible:
- Dar prioridad al transporte colectivo.
- No usar el coche a menos que sea necesario.
- Ir a pie siempre que sea posible, es más sostenible y más sano.
- Siempre que sea posible, compartir trayecto en el coche con otros usuarios (compañeros de trabajo, amigos…).
- Organizar bien los trayectos para no hacer tramos gratuitamente.
- Practicar la conducción eficiente.