Echium acanthocarpum es un endemismo la isla de La Gomera que habita en su sector central-oriental, donde sólo se conocen 3 subpoblaciones: El Rejo, Agando y Enchereda. En conjunto, actualmente sobreviven unos 600 individuos maduros, muchos de los cuales son fruto de actuaciones de reforzamiento abordadas por la Administración del Parque Nacional de Garajonay, quien desde la década de los 80 ha ejecutado numerosas actuaciones de conservación sobre el taxón. Todos ellos medran generalmente en los matorrales que orlan las formaciones forestales de monteverde, relegados a pequeños andenes o sectores de piedemonte.
Los factores de amenaza de origen antrópico más significativos derivan de la incidencia de cabras y ovejas incontroladas que ramonean las plantas maduras, pero especialmente la descendencia. Además, se trata de una especie extremadamente sensible con un banco de semillas complejo y una dinámica poblacional frágil, debido sobre todo a la existencia de efectos alelopáticos ejercidos por las plantas adultas sobre su descendencia. Ello condiciona unas poblaciones altamente fluctuantes. Así, aunque el taxón exhibe algunas representaciones locales más o menos equilibradas mantiene un alto riesgo de extinción derivado de esa extrema fragilidad acentuada por la incidencia del ganado.
El tajinaste azul de La Gomera se incluye en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias en la categoría de “sensible a la alteración de su hábitat”. El presente Plan fija como finalidad numérica el establecer un mínimo de 7.500 ejemplares reproductores, distribuidos en ocho entidades locales (las 3 naturales actualmente conocidas y otras 5 de nueva creación). Asimismo se establece la necesidad de que cada uno de esos núcleos cuente con, al menos, 500 ejemplares reproductores. Paralelamente se establece la finalidad de ejercer una mayor presión sobre el ganado incontrolado.
Las actuaciones propuestas en este documento siguen un esquema tradicional resultando de máxima prioridad aquellas destinadas a incrementar sus efectivos naturales a través de reforzamientos en las localidades naturales, o bien mediante reintroducciones para recuperar localidades extintas. Asimismo se da máxima prioridad al control del ganado, cabras y ovejas, con la necesidad de establecer acuerdos con los propietarios del mismo a fin de evitar los daños que éste ocasiona. Todo esto se complementa con el depósito de muestras en Bancos de Germoplasma, así como con el desarrollo de acciones paralelas destinadas a incrementar el conocimiento de la especie en aquellas áreas que puedan ser provechosas para la gestión exitosa de la misma. De esta forma, se recomienda la realización de estudios de Biología Reproductiva, Dinámica de Poblaciones y análisis del hábitat potencial. Finalmente se añaden una serie de actuaciones destinadas a conseguir una mejor integración del Plan en la sociedad y al establecimiento de un seguimiento que muestre cuales son los éxitos y fracasos cosechados. Con todo ello se espera que tras los 5 años de vigencia del Plan, pueda observarse una sustancial minoración del riesgo de extinción, habiéndose además incrementado notablemente el número de efectivos naturales.
Aprobación definitiva, DECRETO 92/2007, de 8 de mayo