Actividades recreativas. Algunas actividades recreativas, cuando no se realizan de forma ordenada y bajo ciertos criterios que primen la conservación, pueden ocasionar daños a los ecosistemas marinos. Entre ellas:

- La pesca recreativa o el marisqueo, que puede derivar en la sobreexplotación de las pesquerías o introducir especies invasoras cuando se utilizan como cebos especies exóticas con gran potencial invasor, como ocurre con el cangrejo de río.
- Avistamiento de cetáceos. Desde hace algunos años se viene desarrollando en ciertos puntos de la costa del archipiélago algunas actividades empresariales vinculadas a la observación los cetáceos (whale watching). Aunque se trata de una actividad que puede desempeñar una importante labor de investigación y educación ambiental, cuando se lleva a cabo sin control puede molestar y alterar el estado de las poblaciones de los cetáceos, sus patrones de conducta y su bienestar, y el de otras especies de fauna.
Deportes náuticos. Diversos deportes náuticos, como los que utilizan embarcaciones a motor como las motos de agua, cuando son desarrollados de forma imprudente, sin guardar distancias de seguridad y de forma irrespetuosa, causan molestias por ruidos, choques y distorsiones a las comunidades de cetáceos y al resto de usuarios del litoral.
Actividades comerciales
- Transporte marítimo de pasajeros. La colisión de barcos es una de las principales causas de muerte de animales marinos, especialmente de cetáceos.
- Transporte marítimo de mercancías. El transporte marítimo en general produce afecciones derivadas principalmente del transporte accidental de especies exóticas, principalmente a modo de polizones o en las aguas de lastre, y la emisión de vertidos al mar, muchas veces debidos al incumplimiento de las normas sobre limpieza de buques y la emisión de aceites y fuel en alta mar, generando un grave daño a la biodiversidad marina. En muchas ocasiones, estos residuos “atracan” en el litoral canario, ensuciando las aguas y la costa.
- Pesca profesional. Evidentemente, la pesca profesional supone una actividad que puede poner en riesgo el equilibrio de los ecosistemas marinos al colectar cantidades significativas de peces mediante el uso de determinadas artes de captura masiva.
- Cultivos marinos. Los cultivos marinos, aunque buscan abastecer las necesidades de pescado en el mercado sin recurrir a los caladeros naturales, pueden ocasionar daños derivados de la liberación de especies exóticas criadas en las jaulas marinas para su consumo, y la acumulación de residuos en los fondos próximos a la ubicación de las jaulas.
