Problemas derivados de la caza

  Problemas derivados de la caza

Si no se regula adecuadamente, la propia naturaleza de la actividad cinegética puede derivar tanto en riesgo para las personas como en impactos negativos para el medio ambiente. Los primeros tienen que ver con la utilización de armas de fuego y la seguridad de las personas, mientras que los segundos se relacionan con diversos factores, entre los que destacan los siguientes:

Liberación de especies cinegéticas.

Estas especies suelen proceder de la cría en granjas cinegéticas, que posteriormente, son liberadas en el medio con el fin de mantener un número suficiente de ejemplares que garanticen la continuidad de la caza. En algunos casos, los animales liberados pueden causar daños sobre las especies autóctonas, ya sea por desplazamiento, hibridación, alteración de hábitats, modificación de la estructura de las comunidades o por la propagación de enfermedades y parásitos. En Canarias, un ejemplo de este fenómeno fue la introducción, a principio de la década de 1970, de muflones y arruis en los parques nacionales del Teide y de la Caldera de Taburiente, respectivamente, que causaron una seria repercusión sobre la flora endémica de estos espacios.

Abandono o pérdida de animales de compañía o de caza.

El abandono de los perros de caza en el monte es una mala práctica por desgracia bastante extendida, a los que hay que sumar todos aquellos animales que se pierden tras las batidas de caza. Estos ejemplares acaban deambulando sin rumbo por el monte, con graves problemas de desnutrición, deshidratados o con lesiones físicas. Además, tanto la pérdida de perros como de hurones puede generar serios daños sobre la fauna autóctona.

Caza ilegal

Se considera ilegal la caza de cualquier especie no incluida en la relación de especies cinegéticas, y especialmente a cualquiera de las incluidas en el Catálogo de Especies Amenazadas. La caza ilegal atenta gravemente contra la preservación de especies, puesto que puede suponer una merma inaceptable de las poblaciones de especies amenazadas, o poner en situación de riesgo a otras que se encuentren en un estado de conservación estable.

Plumbismo 

Algunos depredadores pueden morir envenenados al ingerir los perdigones de plomo procedentes de los cartuchos utilizados en la cacería. A este tipo de envenenamiento se le denomina plumbismo, y en Canarias supone uno de los principales factores de amenaza sobre el guirre o alimoche canario, la única especie carroñera que existe en las Islas, y que actualmente se encuentra en peligro de extinción.

Envenenamiento

La colocación de cebos envenenados para perros, por parte de propietarios de terrenos con el objeto de evitar la práctica de la caza en sus propiedades, no es una práctica infrecuente en Canarias. Esta actividad no es sólo perjudicial para el medio ambiente, ya que el veneno puede extenderse a través de las redes tróficas y afectar a diversas especies silvestres, sino que además entraña un grave riesgo para la salud de las personas.

Manual de uso de venenos en espacios abiertos

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