El archipiélago canario contiene una elevada biodiversidad y presenta gran cantidad de endemismos o especies exclusivas. Algunas de estas especies desaparecieron de sus lugares de origen tras haber colonizado las islas, y sobrevivieron en el archipiélago a las condiciones que les hicieron desaparecer de esos lugares, por lo se han convertido en reliquias de un remoto pasado. Sin embargo, la gran mayoría se originó directamente en las propias islas gracias a procesos de especiación insular, que básicamente consisten en:
1) Llegada de las especies. Los mecanismos de dispersión de la flora y la fauna permiten que muchos animales y plantas arriben a las islas, ya sea por el aire (por sus propios medios, transportadas por animales o arrastradas por el viento) o por mar, tanto de forma activa como pasiva, que es la más común (en fragmentos de tierra con materia vegetal desprendida de los márgenes de los ríos, o llevadas directamente por las corrientes marinas).
2) Adaptación. Las especies que llegan a las islas deben ubicarse y consolidar sus “nichos ecológicos”. En estos nuevos territorios, buscarán los recursos necesarios para garantizar su supervivencia. En este proceso, compiten con otras especies hasta que se consolidan y se estabilizan los ecosistemas insulares.
3) Evolución en condiciones de insularidad. A medida que pasa el tiempo, muchas especies sufren un proceso de evolución y especiación. Este fenómeno es más acusado a medida que el aislamiento es mayor y las condiciones son más diferentes respecto a su lugar de origen. En el caso de la fauna, se dan algunas características comunes, como el fenómeno del “gigantismo” o aumento del tamaño corporal, y el “apterismo” o pérdida de la capacidad de vuelo.