Vanessa Santana Hernández, divulgadora de productos agroalimentarios de Canarias
Su nombre se ha consolidado como una referencia firme en la divulgación de las producciones agrarias. El blog que diariamente mantiene en internet cuenta con más de 5.000 seguidores y, como ella señala, crece día a día gracias al interés de los que lo visitan; "ellos me obligan a estar al tanto de las miles de cosas que suceden".
Vanessa recorre el Archipiélago y visita las ferias y concursos, tratando de conocer cuanto acontece en el sector primario. Desde hace más de diez años presta especial atención a cuantas innovaciones surgen en pos de dar la notoriedad que merecen los productos agrarios.
"Nací en Las Palmas y en vez de estar todo el día en el mar, disfrutando de las playas tan esplendidas que tenemos, me gustó mucho más ir para el campo. Cuando mi padre nos daba a elegir siempre quería ir Isla a dentro, al verde, a caminar entre los pinares, recorrer los caminos reales, observar los cambios en los cultivos, atender a la aparición de los hongos y setas, ver un atardecer."
- Tras un breve repaso a su trayectoria profesional, ¿cabe decir que el programa de formación que libremente ha cursado lo ha diseñado a su medida?
Eso es cierto y creo que lo he ido haciendo casi sin darme cuenta. Opino que cada uno de nosotros tiene una serie de cualidades y la clave para que se materialicen está en desarrollarlas. Cuando terminé el bachillerato, en Las Palmas, decidí matricularme en salud ambiental. Luego vinieron los cursos de dirección de cocina, de sumillería, de análisis sensorial, y a ello se sumaron otros y otros. Añadí a eso la formación en técnicas de laboratorio y de analista de alimentos. He hecho todos los cursos que se han dado en la Isla, también en Madrid, en la cátedra de Ferran Adriá y en otros centros de alto nivel. Ahora mismo estoy cursando un master en el que se agrupan materias de marcas, técnica de ventas, oratoria, protocolo, conciliación… Seguiré aprendiendo, y no solo en los cursos, pues cada día tengo la oportunidad de conocer algo nuevo; esa vía de aprendizaje la encuentro cuando hablo con la gente en la calle o en los medios. Colaboro en dos emisoras de radio; en Tinamar, donde hago el programa "Cochafisco", y en la de Ingenio, donde tratamos temas del sector primario. Es un placer encontrarse con esos grandes tesoros que son los mayores; ellos son libros abiertos de un tiempo irrepetible, al que quiero prestar la mayor atención. Hay que pensar que la huella de las anteriores generaciones se va desdibujando dado que los cambios se han producido a toda prisa. Una cosa va sepultando a lo anterior y estamos obligados a dejar constancia de ese patrimonio para que no acabe definitivamente en el olvido.
- ¿Su motor es el amor a la tierra?
No puedo negar que ese es mi pilar. Lo expreso tanto en el blog como cuando doy clase, tanto en talleres como en los cursos que habitualmente imparto en el Servicio Canario de Empleo y en los que se desarrollan en hoteles, en restaurantes o en empresas de alimentación a las que asesoró en formación. Entre las materias que abordo destacan los vinos, quesos, miel, la agricultura ecológica, las técnicas de venta, etc. No hace mucho tuve a un grupo de niños que visitaban el búnker militar bajo el Mirador de Bandama. Les llevé a ver una finca de vinos y una bodega. Estábamos fuera de temporada así que compré uvas y pudimos hacer mosto. Les mostré el aspecto sensorial del fruto y vimos las parras, explicándoles que sus brazos se llenarían en otro momento de hojas; les hablé del suelo del jable y como caminaban las raíces buscando el agua. Les expliqué el proceso de fermentación que permitía disfrutar luego del pan y también el que sucede con el mosto, indicándoles que el jugo de la uva lo podían tomar en ese momento pero luego no, pues será entonces cuando se produce el cambio de hacerse vino y eso es solo es apto para los mayores. Los niños disfrutaron y la profesora me dice que aun les dura el entusiasmo que desperté en ellos. Hablamos del patrimonio que tenemos, deteniéndonos en los elementos dispersos que quedan en el paisaje, como los lagares, huellas de gran valor que ha estudiado el arquitecto Francisco Javier Solís en su tesis doctoral, y mencionamos tantos otros elementos que pertenecen a la etnografía.
- Tienes dos niñas, esposo, trabajo. ¿Hay tiempo para todo?
Hay que conciliar y afrontar los retos, que son diferentes en cada jornada. En mi caso es posible porque toda la familia está implicada en lo que hago. Mi compañero, José María, pertenece también al sector de la alimentación, y mis hijas, tanto Mariel con 13 años,como Daniela con 11, se han educado de manera que ha despertado de forma natural en ellas el interés por los productos y la cocina. A esos dos tesoros que tenemos no se les ocurrirá nunca decirte: "llévanos a un fastfood", pues son las primeras en sugerir, por ejemplo: "¿vamos este fin de semana a un arroz negro con calamares?". Están acostumbradas a acompañarnos y saben coger papas, conocen la trashumancia del ganado, la elaboración del queso de flor…
- ¿Se siente cómoda en el mundo de la crítica gastronómica, donde también se mueve?
Las mujeres nos hemos incorporado un tanto tarde a esa faceta y tengo que decir que no siempre se nos atiende con el respeto que merecemos. No hace mucho, en una importante feria en Madrid, hemos tropezado con un desagradable incidente que ha puesto al descubierto el sentido más casposo y cerril de algunos periodistas varones, que no han dudado en descalificarnos señalando que formamos una corte de féminas que, ha dicho, estuvimos allí "para lucir pantalones apretados". Dudo ahora si conviene mencionar ese exabrupto pues es probable que con ello solo estemos dando pábulo a la fauna de australopithecus que se ha lucido con tan desafortunadas declaraciones. Ellos solos se desacreditan, y lo hacen sin remedio.. Puede que a ese grupo casposo y carca le moleste nuestra presencia, pero han de saber que cada día somos más y que esto no hay quien lo pare. Hace unas fechas asistí a una cata de vinos y el 99% de los presentes eran hombres. Solo estábamos las esposas de dos catadores, una periodista, y yo, que acudí como única profesional en la actividad para la que se nos había convocado. Así, aún, están las cosas por aquí.
- ¿Queda mucho por hacer…?
Sí, y mucho trabajo por delante que tenemos que desarrollar para dar a conocer las exquisiteces de los productos canarios. Yo recorro el Archipiélago con frecuencia y me sorprendo a cada paso. Tenemos una oferta difícilmente igualable pues la calidad de nuestra materia prima no tiene rival. El ingenio en la producción y elaboración, partiendo de la cultura tradicional, junto a los avances que se están experimentando, permite ofrecer en los mercados productos que van a ganar siempre por su carácter diferencial, por su singularidad y excelencia. Ese es nuestro gran tesoro, que se completa con el ingenio y capacidad innovadora que atesora el canario.