Acueducto de Los Molinos
Isla: Tenerife
Municipio:
La Orotava
Categoria: Sitio Etnológico
Declaración: Decreto 92/2006, de 4 de julio
El temprano establecimiento de una importante comunidad de vecinos en La Orotava, el rápido reparto de tierras desde 1497 y el incipiente desarrollo urbano de la Villa fue posible por la abundancia de aguas procedentes de los manantiales de Aguamansa. Su caudal fue canalizado a través de una acequia, que recogía mediante canales de madera los remanentes de las fuentes de Agua Grande, El Pino, Hidalgo o Taboco. Esta conducción atravesaba el núcleo urbano de sur a norte para finalizar en sendos estanques que permitían el riego de las tierras bajas e intermedias. A lo largo de la misma se sucedieron hasta trece molinos de agua (algunos de los cuales han desaparecido) y espacios utilizados como lavaderos públicos. Estos molinos, originalmente fabricados en madera, fueron remplazados en obra de mampostería a partir de finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, incorporando tramos sobre arquerías de muy distinta tipología: apuntada, medio punto, rebajada, etc.
En la actualidad sólo se conservan 10 molinos, que se alinean a través de la Villa de Arriba, continúan bordeando la Plaza de San Francisco y finalizan en la trasera de la Casa Lercaro. La morfología actual de estas infraestructuras hidráulicas es bastante uniforme, preservando todos ellos el cubo (configurado por prismas superpuestos), donde se vertía el agua que caía de la atarjea y propiciaba el movimiento de la maquinaria de molienda. Asimismo, suele conservarse la antigua casa del molinero y las dependencias anejas (muchas de ellas al aire libre), aunque en la mayoría de los casos tanto su uso como la organización interior del espacio se han transformado, destinándose a residencia. Respecto al acueducto o atarjea que recorría la Villa de norte a sur, sólo permanecen cortos tramos en mampostería, a modo de arquerías sobre pilares adosados a los cubos de determinados molinos. Asimismo, la mayoría de ellos conserva la antigua casa del molinero, que acogía la maquinaria, zonas de descarga y dependencias complementarias.
El estado de conservación general es relativamente bueno, aunque existen diferencias de unos a otros. Con frecuencia sus propietarios han remozado las fachadas y cubiertas de lo que fue la casa del molinero (hoy en día transformadas en viviendas), si bien varios de los cubos presentan ligeros daños y deterioros. Sólo dos molinos -el de Chano y el de la Máquina- se encuentran actualmente en funcionamiento.
La delimitación incluye, igualmente, los antiguos lavaderos de la calle Castaño. El agua de la acequia principal era desviada hacia ellos, donde las lavanderas desempeñaron su oficio hasta fechas relativamente recientes (mediados del siglo XX); remontándose su origen, con seguridad, al siglo XIX. Forman, por tanto, un elemento inseparable desde el punto de vista del aprovechamiento histórico del agua en la Villa de La Orotava, utilizado como fuerza motriz, para el abasto público, para labores de higiene y, por último, para riego.
El espacio ocupado por los lavaderos se encuentra hoy muy transformado por la acumulación de escombros y materiales de todo tipo, ya que es usado como depósito municipal. No obstante, en su interior se han podido apreciar las primitivas pilas de lavado, fabricadas en bloques de basalto vacuolar y unidos mediante un grosero mortero de cal. Posteriormente, fueron construidas nuevas pilas en cemento que se disponen en dos hileras adosadas (diseñadas por el arquitecto Tomás Machado Méndez). El conjunto se completa con los restos de acequias y canalizaciones en piedra que traían el agua desde el molino situado en las proximidades. De los 3 lavaderos que existían en la Villa, sólo éstos subsisten, siendo los más importantes y amplios al ser utilizados por la mayor parte de la población de ambos sectores del núcleo urbano.
Finalmente, se incluye en esta delimitación un tramo del denominado Camino de la Sierra, que constituye un buen ejemplo de obra de ingeniería rural, con unas características constructivas singulares que muestran un notable estado de conservación.
Corresponde al modelo de camino enlosado o empedrado, construido sobre un cimiento o capa inferior al que se le superpone un núcleo de barro compactado y sobre el que se fija el empedrado superior con piedra encabezada. La superficie empedrada se encaja y ordena mediante cintas maestras, configuradas por grandes piedras labradas. El camino parte de la ermita de Santa Catalina hasta conectar con la carretera C-821 (La Orotava-El Portillo), si bien su tramo inicial se encuentra asfaltado. No obstante, el resto del trazado -en una longitud de unos 700 m- ofrece un buen estado de conservación. La importancia histórica de esta vía radica en que conectaba la Villa de Arriba de La Orotava con la zona de monte, y a través del mismo se acarreaba la madera extraída de los altos del Valle y el resto de los productos recolectados en la zona forestal y de cumbres. Por sus márgenes discurrían las canalizaciones y atarjeas que traían el agua de abasto al núcleo urbano o para el riego del terrazgo procedentes de los manantiales de Aguamansa, siendo éste el motivo por el que se incluye en esta delimitación.