Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife
Isla: Tenerife
Municipio:
Santa Cruz de Tenerife
Categoria: Monumento
Declaración: Decreto 30/1986, de 7 de febrero de 1986
La fachada principal se organiza en dos cuerpos, en el primero de los cuales destaca el pórtico de tres arcos de medio punto, separados por cuatro robustos pilares en cantería, sobre los que descansa un entablamento y un amplio balcón con vanos rectangulares alineados con los inferiores y rematados por frontones curvos, que configuran el segundo cuerpo coronado por un gran frontón triangular con elementos escultóricos de Eduardo Tarquis y Teodomiro Robayna y balaustrada.
Los paños laterales son más estrechos y sencillos, con un solo vano por planta; una ventana con arco de medio punto y balaustrada y en el primer nivel una puerta ventana de doble batiente que da a balcón volado con balaustrada de rejería, coronándose por frontón triangular. Las esquinas muestran un almohadillado. La fachada a la calle Méndez Núñez es más sencilla, repitiendo el esquema de los paños laterales de la principal: vanos con arco de medio punto en planta baja y moldura perimetral, mientras que en la alta aparecen vanos rectangulares con pilastras laterales molduradas y frontón triangular. Se distingue su paño central, enmarcando un acceso lateral con balcón superior mientras que los paños de las esquinas avanzan sobre el plano de fachada. En su zócalo de cantería se abren los huecos rítmicos del sótano.
La altura de los huecos en planta baja, junto al sistema de frontones que corona las ventanas y balcones de la planta noble contribuye a dar esbeltez al edificio.
En el interior, el vestíbulo ocupa la longitud del pórtico de acceso, presentando hornacinas y figuras en sus costados, con columnas de hierro forjado, para, a través de una escalinata de mármol, acceder al salón de sesiones, en un nivel superior. De gran amplitud y doble altura, testimonia un eclecticismo ornamental, en el que sobresalen las pinturas de Martínez Abades en la escocia y los frescos del techo de González Méndez (1902) bajo el tema "La Verdad venciendo al Error". La decoración del salón se encargó a Francisco Granados y su dorado y pintado a Benjamín Sosa. Sobresalen las vidrieras de medio punto encomendadas a la fábrica Eudaldo Amigó de Barcelona, sobre diseño de Enric Monserdá. Se cubre mediante bóveda esquifada con sendas claraboyas de la misma autoría que las vidrieras. Vanos y macizos se repiten en las dos plantas, correspondiéndose las puertas en planta baja con las ventanas del segundo piso, separadas por pilastras cajeadas y eclécticas en planta baja.
En uno de los laterales del vestíbulo, la escalera principal conduce a los pasillos que enmarcan el salón de sesiones que dan acceso a balcones con antepechos ricamente decorados. Los restantes despachos de la planta alta muestran una sobria ornamentación, con meritorios trabajos de madera en techos y paredes.