Barranco de Agua de Dios
Isla: Tenerife
Municipio:
Varios municipios
Categoria: Zona Arqueológica
Declaración: Decreto 166/2006, de 14 de noviembre
La Zona Arqueológica se extiende por el cauce del Barranco de Agua de Dios, que constituye el eje geomorfológico en torno al que se articula la cuenca hidrográfica del fértil Valle de Tegueste. El barranco nace por la confluencia del Barranco de los Núñez y de Pedro Álvarez, cuyas cuencas de recepción ocupan las laderas occidentales del Monte de las Mercedes, y se prolonga en dirección SE-NO con una longitud total de unos 4,5 km lineales, aproximadamente. El Barranco de Agua de Dios -que a partir de Tejina recibe el nombre de Barranco de Milán- ha excavado la zona de contacto entre los materiales miocenos más antiguos de la Serie 1, que integran La Mesa de Tejina o el Roque del Moquinal, y las emisiones pleistocenas de la Serie III que tapizan el fondo del valle.
Desde el punto de vista geomorfológico, se trata de un cauce bastante amplio, con un cierto grado de encajamiento, en el que contrasta la verticalidad de la margen izquierda, conformada por apilamientos de coladas más recientes y las laderas de menor pendiente que caracterizan a la margen derecha.
La vegetación que lo recubre es la propia del piso basal, correspondiente a un tabaibal-cardonal no excesivamente denso. Tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), amarga (E. obtusifolia sp. regis jubae), cardón (Euphorbia canariensis), balo (Ploclama pendula), vinagrera (Rumex lunaria) y otras especies endémicas, así como matorrales seriales y comunidades rupícolas en sectores orientados al norte, completan el cortejo florístico del lugar, en el que se incluyen algunas palmeras canarias. No obstante, las especies introducidas constituyen un porcentaje importante de la flora local, destacando la invasión de Pennisetum setaceum, los zarzales -que se extienden por algunos tramos del fondo del barranco, dificultando el acceso-, así como las tuneras, piteras, cañas y eucaliptos.
Desde el punto de vista arqueológico, el barranco constituye una unidad de asentamiento permanente de gran importancia en el conjunto de la isla de Tenerife, como lo demuestra el extraordinario número de oquedades que se han documentado en ambas márgenes, especialmente en la izquierda. Las cuevas se han formado mediante procesos de erosión diferencial en los niveles escoriáceos que separan las coladas masivas apiladas en los taludes del cauce.
Según la Carta Arqueológica de los municipios de Tegueste y San Cristóbal de La Laguna, se han inventariado una treintena de cuevas naturales, tanto con una función habitacional como funeraria, documentándose varias no recogidas en dicho documento. Muchas de ellas han sufrido procesos de reutilización, atendiendo a los diversos usos que, históricamente, ha recibido este espacio. Entre los yacimientos documentados sobresalen algunas cavidades que han sido objeto de excavación arqueológica, como la célebre Cueva de los Cabezazos o la de Higuera Cota.
La primera de ellas se integra en un conjunto arqueológico mucho más amplio de cinco cuevas, que se abren en la ladera derecha del barranco. En ellas se ha documentado material arqueológico en superficie -obsidiana, cerámica decorada, fragmentos cerámicos lisos, restos óseos, etc.-; mientras que en otros casos las cuevas conservan buena parte de su relleno sedimentario o, incluso, resultan inaccesibles en la actualidad, por lo que cabe suponerles un mejor estado de conservación.
Sin embargo, es la ladera izquierda la que presenta una mayor concentración de oquedades, que se reparten a diferentes alturas y en muchas de las cuales el acceso resulta bastante complicado. Entre las cuevas más conocidas destacan la Cueva del Horno, del Lagarete o de los Guanches, y en todas ellas se mantienen las mismas características que en el conjunto de Los Cabezazos: reutilización de las mismas hasta la actualidad, presencia de evidencias arqueológicas en superficie, relleno estratigráfico de importancia variable y dificultades de acceso, tanto por la densidad de la vegetación en el fondo del cauce como por la ubicación en lugares de complicada orografía.