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Bienes de Interés Cultural



Lago de la Costa de Martiánez

Lago de la Costa de Martiánez

Isla: Tenerife

Municipio: Puerto de la Cruz

Categoria: Jardín Histórico

Declaración: Decreto 93/2005, de 24 de mayo

Este conjunto de piscinas artificiales se halla ubicado en la zona del litoral portuense que se conoce como costa de Martiánez. Hacia el sur, linda con la avenida de Colón; al norte, este y oeste, con el mar. La superficie total del complejo es de 46.000 m2. El conjunto es divisible en tres zonas, tanto si se considera su morfología, como las sucesivas fases de construcción. Una primera zona sería la que conforman las piscinas de San Telmo -ocupan el extremo occidental del complejo-, con una superficie de 5.000 m2. Tres piscinas de corte poligonal (Infantil, San Telmo Isla y San Telmo Natación) y un restaurante-terraza integran esta zona. Los trazos, más angulosos, y la escasa presencia de elementos de jardinería denotan, amén de una mayor antigüedad, criterios estéticos bien diferentes a los barajados en el resto de las piscinas. Toda vez que las piscinas de San Telmo fueron proyectadas y ejecutadas por un equipo técnico distinto, y que satisfacieron necesidades bien diferentes, no extraña la evidente disparidad estilística entre éstas y el resto: la funcionalidad se impone claramente a la estética. La segunda zona comprende el grupo de tres piscinas denominadas Los Alisios: Alisios Isla, Alisios Central e Infantil, todas ellas de contorno circular. La mayor de ellas dispone de una isla-bar central decorada con motivos marineros y con una gavia de pino de 25 m de altura. Ocupan la parte central del complejo, con una superficie de 8.000 m2. Su decoración y diseño delatan la intervención de César Manrique: superficies blanqueadas combinadas con roca basáltica, terrazas o solariums dispuestos a varios niveles, flora endémica y subtropical, y piezas escultóricas integradas en el conjunto. Los Alisios (1971), situado entre las dos piscinas principales, es un grupo escultórico móvil concebido a partir de planchas de acero laminado que el viento hace girar en torno a un eje de acero. Varias piedras basálticas perforadas constituyen la base de la escultura. La Jibia (1971), situada en la piscina infantil, imita con suaves ondulaciones la morbidez de un enorme cefalópodo -encarnado, negro y blanco- de llamativos ojos verdes. Es, al tiempo, un juguete horadado y lleno de recovecos para los pequeños. Hacia el levante encontramos la zona de El Lago, la de mayor superficie, con 33.000 m2, de los cuales 15.000 corresponden a solariums, otros 15.000 a la piscina y el resto a las islas. La piscina tiene forma circular, con otro círculo anejo de menor tamaño: la piscina infantil. Las islas, en número de cinco, tienen forma asimétrica. La isla central posee una parte de su estructura sumergida bajo el nivel del mar. (En la superficie hallamos jardines y un restaurante; en el nivel inferior, una sala de fiestas). En lo que hace a la decoración, se repiten las superficies curvas y blanqueadas combinadas con roca basáltica, aunque quedan constreñidas al exterior de la pileta. En el interior -recubriendo las islas y algunas zonas de la orilla- el autor se vale de una piedra volcánica porosa, de coladas recientes, e imita las formaciones geológicas de su isla natal. Manrique ultimó el conjunto con una serie de esculturas y de formas orgánicas escogidas. Escultura en toda regla es el monumental Homenaje al mar (1977), ubicado en la piscina infantil, de 30 x 24 x 12 metros, ejecutado en lava trizada y láminas de madera, y recubierto de hormigón. También Barlovento (1977), que recuerda con su dinamismo a Los Alisios, aunque sobre base de madera (un tronco de árbol) y con unos conos de acero que basculan en torno a un eje vertical. Por otra parte, en Raíces al cielo (1977) y Homenaje a William Reich (1977), la labor del artista se reduce a la mera elección del objeto artístico: un grupo de árboles hincados del revés en el primero de los casos y un árbol, más robusto y achaparrado, colocado de igual forma en el segundo. Finalmente, a lo largo de la avenida de Colón, discurre un paseo que también forma parte del conjunto. Las superficies blanqueadas -bancos y jardineras- jalonan un espacio donde los guiños a la arquitectura tradicional, léase Ermita de San Telmo, se hacen más que evidentes: los tres accesos a las piscinas están flanqueados por empalizadas y garitas inspiradas en la que hallamos a la entrada de la ermita-fortaleza.