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Vídeo-instalación

Yapci Ramos: Lloro

10 abril » 12 junio 2021

 

Yapci Ramos presenta Lloro y nos propone una purificación a través del llanto colectivo para afrontar la desesperanza.

Lloro es una vídeo instalación creada durante un momento de reflexión mientras ahondaba en sus emociones, resultantes de dificultades personales y universales. Formalizando esta obra específicamente para el Espacio Cultural El Tanque, Ramos trae la vulnerabilidad al frente otorgando permiso para sentir, apenarse, y así curarnos.

Lloro invita a los visitantes a parar y reconsiderar la noción de vulnerabilidad; empatiza en el carácter colectivo de la humanidad, llevando lo que habitualmente es privado a una esfera pública. En un momento de emergencia humanitaria, climática y sanitaria, junto con la abrumadora e in crescendo presencia de la desigualdad, la artista siente la importancia de traer la intimidad al espacio público.

Ramos hizo este trabajo completando la residencia en el prestigioso centro The Watermill Center Artist Residency, en Nueva York, Estados Unidos, en febrero de 2020. Durante un momento de cambio vital, la artista decidió practicar la sanación, la cura. Se grabó a ella misma llorando, sin palabras, solo los sonidos de sus sollozos. Más tarde, abrió una convocatoria, invitando a participar a personas y a ver ese vídeo de ella llorando, a solas en una habitación. Invitó a los participantes a llorar con ella. En ese acto, la artista incidió profundamente en el poder de la vulnerabilidad, más de lo que hubiera esperado. Cada persona, casi inmediatamente, reaccionó al vídeo con sus propias lágrimas, citando después sus motivos del llanto. Expresaron un sentimiento de alivio, como si se hubieran quitado un peso de su alma. Esto es lo que necesitamos ahora.

Lloramos por nuestro sufrimiento, pero también como una alegoría al momento de incerteza: el de no conocer nuestro futuro. La pandemia de la Covid-19, la violencia sistemática traída sobre las vidas y libertades de los afroamericanos, un alarmante y creciente cambio climático… todos estos retos que necesitan soluciones inmediatas evidencian nuestras limitaciones y debilidades sociales y personales. Ante nuestro instinto de supervivencia, un deseo de ser mejores, encontramos respuestas en la solidaridad y la empatía. Lloro es una obra sobre el poder de nuestra tristeza compartida. Captura un acto de liberación de la artista, y recrea esa experiencia para liberar luego al espectador. Como una forma de catarsis, este proyecto tiene el potencial de devenir un acto de curación y euforia. Lloro invita al público a parar y a reconectarse con su humanidad para seguir adelante.

El proyecto artístico Lloro cuenta con el apoyo y colaboración del Instituto Canario de Desarrollo Cultural, organismo dependiente del Gobierno de Canarias, Cajasiete y The Watermill Center.

 

El concepto:

Lloro es un llanto colectivo que se vuelve un canto contra la desesperanza. En la era de la felicidad llevada al hartazgo por todos los medios posibles, la artista lleva meses trabajando el llanto y la fragilidad como una manifestación estética y colectiva. Llorar está denostado. Es una acto que pocas veces se permite en público, sigue siendo un tabú en la sociedad hiper exhibicionista del siglo XXI.

Nuestra respuesta es el llanto. El llanto nos atraviesa de distintos modos, nos interroga sobre las cuestiones que a cada quién le resultan vitales a la hora de construir su identidad pero también para derrumbarnos como sociedad. Llorar es un espacio de dolor y crudeza que no deja a nadie indiferente. Llorar es también esa descarga que nos acelera, que nos desborda y fluye inevitable en un mar de emociones que van del ensimismamiento a lo colectivo.

Lloro es una video instalación que, a modo de cántico, pone al frente nuestra vulnerabilidad colectiva e individual, y la reivindica como espacio de posibilidad ante la incertidumbre de nuestros tiempos.

Una purificación a través del llanto:

La palabra catarsis, de origen griego, remite a la limpieza. Cuando lloramos nos abrimos a nuevos procesos, nos liberamos, descargamos emociones para purificar. Esta pieza es un ejercicio de exhibicionismo donde quisiera implicar al espectador, para que él también se contagie de la llorera hasta hacer catarsis. Resetear para volver a empezar. Lloro te invita a formar parte, a hacer catarsis. Porque todos acumulamos demasiadas cosas por las que llorar y hacerlo colectivamente nos reconecta con nuestra humanidad, nos devuelve nuestra sensación de pertenencia a un todo.

La instalación:

La circunferencia de pantallas, se sitúa mucho más arriba de la altura humana, generando una suerte de altar, ante el cual el espectador se vuelve minúsculo, como ante los frescos de una capilla. Debe elevar la mirada y con ella las emociones. En cada una de las pantallas, gente de muy diversa, en apariencia y origen, llora. El resto del espacio “es” vacío. Un vacío cilíndrico y oscuro, que emula los vacíos del alma. El sonido está trabajado para que emule un coro, con un diseño sonoro que nos atrapa, nos envuelve, de tal manera que entra el diseño físico y sonoro de la exposición, y la experiencia de contemplación se vuelve casi espiritual.

La instalación cuestiona también el narcisismo de nuestra sociedad, tan ensimismada que ha convertido al ser humano en el maestro de la naturaleza y llega a atribuirle un poder increíble sobre la naturaleza, casi la exclusividad de su destrucción. Hasta cuando hablamos de la crisis climática nos vemos como seres tan especiales, tan diferentes, tan excepcionales, incluso en el daño que ocasionamos a otros seres vivos. Pero ahora el virus nos muestra que cualquier ser minúsculo puede tener un gran impacto no solo en cualquiera de nosotros, sino en la humanidad entera. Nos hace conscientes de nuestra fragilidad.

Lloro (C) Yapci Ramos

 

 

Lloro (C) Yapci Ramos

 

 

Lloro (C) Yapci Ramos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lloro (C) Yapci Ramos

 

 

Artista

Yapci Ramos 

Estudió fotografía en el Central Saint Martins College of Arts & Design de Londres y tiene un Máster en Documental Creativo en la Universitat Pompeu Fabra. Vive a caballo entre Tenerife, Barcelona y Nueva York. Aunque su práctica artística está ligada particularmente a África, un continente al que, como canaria, se siente profundamente vinculada.

Su producción multimedia combina la crudeza del documental con un juego significante de composición y color. Su obra desafía la frontera de la comodidad entre el cuerpo y la sociedad, al tiempo que se involucra en la psicología interna y las expresiones colectivas de identidad.

La identidad, la sexualidad y el cuerpo son los ejes que han vertebrado su trabajo. Así lo muestra su última trilogía de exhibición individual que hizo entre 2018 y 2019 en TEA Tenerife Espacio de las Artes, CAAM Centro Atlántico de Arte Moderno, y Casa África, y de la que publica el catálogo Yapci Ramos: Show Me, Know Us, Welcome Her (CAAM, 2020).

En febrero de 2020, fue seleccionada en el programa de Artistas en Residencia en The Watermill Center, en Nueva York y en junio de 2018, fue artista residente en The Fountainhead Residency, Miami.

Ha expuesto en galerías, museos y centros nacionales e internacionales como Mario Mauroner Gallery, Viena; Espacio de Arte Contemporáneo, Montevideo; Musée d’Histoire la Medecine, París; Galerie Magda Danysz, París; Catinca Tabacaru Gallery, New York; Centro Cultural de España, Tegucigalpa; Galería Na Solyanke, Moscú o el Centro de Cultura Contemporánea, Barcelona.

También ha participado en bienales internacionales de arte contemporáneo en el Caribe, América Latina y África, como por ejemplo: VIII Rencontres Africaines de la Photographie, Bamako; II Trienal de Luanda; I Biennale Encounter of Contemporary Caribbean Art, Aruba; VII Bienal de Sao Tomé e Príncipe; V Bienal de Honduras, Tegucigalpa; IX Bienal de Artes Visuales del Istmo Centroamericano – BAVIC, Guatemala.

Su trabajo ha sido reseñado en medios internacionales como El País, The Forbes, Paper Magazine, Wall Street International Magazine, Cools, entre otros.