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El antiguo Convento del Espíritu Santo estuvo desde sus inicios íntimamente ligado a la actividad educativa.
Fue fundado por frailes agustinos, que poco después de la Conquista castellana comenzaron a impartir y renovar las enseñanzas en las islas, con el tiempo este señero edificio terminaría por acoger la que fue primera universidad de Canarias –de muy breve existencia¬–, la posterior Literaria de San Fernando, y el también primer instituto de segunda enseñanza.
Por sus aulas pasaron destacados intelectuales de indudable proyección: Benito Pérez Galdós, Tomás Morales, el científico Blas Cabrera Felipe, Juan Negrín, María Rosa Alonso, o artistas como José Aguiar y Óscar Domínguez.
Construido durante la primera mitad del siglo XVI y con posterioridad reformado en varias ocasiones, destaca, entre otros elementos de la fábrica primitiva, el claustro principal renacentista, de estructura adintelada con columnas toscanas de piedra roja coronadas por zapatas de madera, mientras que el claustro contiguo o de “Los Cipreses”, del XVIII, está sostenido por pies derechos o puntales de pino canario, con zapata y sobre basamento de piedra basáltica.
En la actualidad, este monumento declarado Bien de Interés Cultural, que asimismo albergó la primera estación meteorológica y primera biblioteca provincial del archipiélago, comparte la actividad docente con la cultural, acogiendo uno de los espacios expositivos dependientes del Gobierno de Canarias, al tiempo que exhibe parte del interesante patrimonio artístico, científico e histórico atesorado por el Instituto.