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BOC Nº 062. Viernes 16 de Mayo de 1997 - 556

III. OTRAS RESOLUCIONES - Consejería de Educación, Cultura y Deportes

556 - DECRETO 60/1997, de 30 de abril, por el que se declara Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento, la Antigua Muralla de Las Palmas de Gran Canaria, en el término municipal de Las Palmas de Gran Canaria, isla de Gran Canaria.

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La Dirección General de Cultura, por Resolución de 12 de diciembre de 1988 (B.O.C. nº 81, de 14.6.89), incoó expediente para la declaración como monumento, Bien de Interés Cultural, a favor de la Antigua Muralla de Las Palmas de Gran Canaria, sita en el término municipal de Las Palmas de Gran Canaria, isla de Gran Canaria.

La tramitación de dicho expediente se ha llevado a efecto según lo determinado en la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (B.O.E. nº 155, de 29.6.85), y Real Decreto 64/1994, de 21 de enero, por el que se modifica el Real Decreto 111/1986, de 10 de enero, de desarrollo parcial de la Ley 16/1985, de 25 de junio (B.O.E. nº 52, de 2.3.94).

En su virtud, a propuesta del Consejero de Educación, Cultura y Deportes, y previa deliberación del Gobierno en su reunión del día 30 de abril de 1997,

D I S P O N G O:

1.- Declarar Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento, la Antigua Muralla de Las Palmas de Gran Canaria, en el término municipal de Las Palmas de Gran Canaria en la isla de Gran Canaria.

2.- Que el fundamento de la declaración efectuada sobre dicho bien y su descripción, delimitación y ubicación en planos vienen definidas por los anexos I y II a este Decreto.

Contra este Decreto, que pone fin a la vía administrativa, cabe interponer recurso contencioso-administrativo, ante la correspondiente Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en el plazo de dos meses a partir del día siguiente al de su notificación o publicación, en su caso, previa la comunicación exigida por el artículo 110.3 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común y sin perjuicio de que los interesados puedan ejercitar, en su caso, cualquier otro que estimen procedente.

Dado en Santa Cruz de Tenerife, a 30 de abril de 1997.

EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, Manuel Hermoso Rojas.

EL CONSEJERO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTES, José Mendoza Cabrera.

A N E X O I

Las Palmas de Gran Canaria fue durante siglos uno de los puntos estratégicos de la Corona Española en la ruta de las Indias, al mismo tiempo que era centro vital de la isla de Gran Canaria y del Archipiélago. Por eso no es de extrañar que el aspecto defensivo fuera una de las manifestaciones más importantes de su arquitectura desde la fundación. La construcción de sistemas defensivos fue preocupación constante del gobierno local y del reino. A lo largo de los siglos la ciudad -sobre todo después de la conocida invasión de los holandeses, a finales del siglo XVI- se fue dotando de medios defensivos que la protegiesen tanto por mar como por tierra. Ya antes de 1578 el Gobernador D. Diego de Melgarejo edificó la primitiva muralla norte. Las Palmas de Gran Canaria se convirtió no sólo en una ciudad fortificada, sino también amurallada, rasgo poco habitual en las ciudades canarias y que compartió con muy pocas localidades (Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma).

La Muralla constituyó durante siglos, aparte de su función militar, el límite entre la zona urbana y la rural de la ciudad, delimitando el perímetro interior, que prácticamente quedó inalterado desde el siglo XVI hasta el siglo XIX englobando lo que eran los dos barrios centrales de la ciudad -Vegueta y Triana- y algunos de los arrabales que ascendían por las lomas de las montañas cercanas y que se conocen con el nombre genérico de “Riscos”, tomando estos últimos el nombre del Santo bajo cuya advocación se encontraba la Ermita en ellos edificada. La pérdida de valor del sistema defensivo antiguo y el empuje que suponía el primer ensanche moderno de Las Palmas motivaron la desaparición casi total de la Muralla.

Lo que hoy en día conocemos como Muralla de Las Palmas se trata de los restos de la Antigua Muralla Norte de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, cuya finalidad principal era la defensiva. La muralla primitiva partía desde el desaparecido Castillo de Santa Ana (Torre de Santa Ana), situado en la cercanía de la Ermita de San Pedro González Telmo y Charco de los Abades, continuaba hasta una puerta que por corresponder al barrio de Triana, tomó este nombre y luego se unía con la “Casamata” (Castillo de Mata) para ascender después por el escarpe del risco hasta el Castillo de San Francisco o del Rey. Para su confección se emplearon piedra y argamasa, de pared lisa sin contrafuertes, ensanchándose suavemente hasta formar un plano inclinado con la base. En la cara interna y en su parte alta se extendía, a lo largo de toda ella, un amplio corredor o banqueta desde donde la tropa podría defenderla y atacar a su vez.

Su delimitación viene definida por un polígono irregular que por su lado oeste comienza junto al muro del Cuartel de Mata, en la cota 31 metros, y se desplaza por el lado interior de la acera de la carretera de Mata por espacio de 50 metros hasta la cota 30 y de allí sube recto hacia el Lomo. Al llegar a cota 103.5 en su punto más al Sur corre recto pasando por el lugar más alto (107.5) hasta un punto que supone la prolongación teórica de la muralla hacia el Sur y de ahí baja por el naciente de la ladera hacia la trasera de la casa señalada con el nº 41 de la calle Turia, sigue hacia la calle por el lateral de dicha casa, bordea la calle en dirección Norte por el lado interior de la acera, hasta que a la altura del nº 51 se interrumpe y sube siguiendo la trasera del Castillo de Mata hasta regresar a la carretera.

Ver anexos - página 4894

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